domingo, 4 de marzo de 2012

LADRÓN QUE ROBA A LADRÓN





Por Joaquín Peña Arana

Quien eligió el título habría que colgarlo del palo más alto.
Bueno, no tanto, es sólo una expresión. El asunto es que ahuyenta una película con un titulito así, suena a película de la Época de Oro del cine mexicano, todo un imán de taquilla si se trata de Clavillazo o Viruta y Capulina.

Ladrón que Roba a Ladrón es una buena película. Justo eso. Entiendo que fue planificada para el sector  latinoamericano hispanoparlante que radica en Estados Unidos, consume (o no le queda otra que consumir) Telemundo y Univisión y se educa leyendo TVyNovelas o TvNotas. Eso explicaría el por qué de su elenco ¿Cómo decirle que no a dignos representantes del  glorioso género de la telenovela como Saúl Isazo, Fernando Colunga, Gabriel Soto o Ivonne Montero?

Ladrón que Roba a Ladrón no tiene desperdicio. Hay buena realización, actuaciones aceptables en algunos casos y buenas en otros, continuidad, musicalización, historia. No es el gran discurso sobre los derechos de los emigrantes pero son varios los momentos en que se enfatiza la posición e importancia del emigrante en Estados Unidos, de hecho, la línea argumental parte de penetrar a la mansión de un estafador, ¿a través de qué?, de la servidumbre, los que en el país de la oportunidades – cuando no hay papeles migratorios que los respalden - se vuelven invisibles y sin derechos.

Claro que la película es presa fácil de la crítica, hasta el New York Times se ocupó de ella, pero hacerla garras no es tan difícil, basta cosas como “ese bodrio de actorcillos basura de telenovelas”. Pero Ladrón que Roba a Ladrón es buena, de esas para pasar el rato, pero cumple y lo hace bien.  Sí, la quisieron ver como una especie de Ocean´s Eleven región 4 pero ni siquiera la franquicia que encabeza George Clooney es original, la primeritita se hizo en 1960 con Frank Sinatra, Sammy Davis Jr., Dean Martin y un elencazo. Además,  ¿cuántas películas con argumento semejante no habrá regadas por el mundo?

Y si creemos que una película de este tipo es desechable, sorprende que su lectura puede ser más profunda si así se quiere. Recomiendo leer el análisis realizado por Tomás López Pumarejo y Nora Mazziotti  titulado “Ladrón que Roba a Ladrón y el Marketing de lo Hispano”, no es difícil localizarla en internet. Yo nomás comento sobre cine. 





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