viernes, 9 de abril de 2021

MEA CULPA

 



Por Joaquín Peña Arana


El cine ya no es parte fundamental de mi vida. Pero continúa teniendo presencia en ella. 

Ya no tengo como anhelo pasar dos o tres días en la Cineteca Nacional. Pero no descarto que pudiera ocurrir un día de estos. 

No sueño con ver en una gran pantalla Metrópolis, 2001 o Napoleón. Pero, si hubiera la oportunidad, ¿por qué no?

Descubrí que puedo vivir sin ver la ceremonia del Oscar y también sin la entrega de los Arieles. Igual me pongo a escuchar a Woody Allen con su banda. 

Los reveses personales y económicos me fueron alejando de los estrenos, las series de moda, los festivales de cine francés, los ciclos de cine de autor. Aprendí a vivir sin ellos. 

Me casé. Y a mi esposa el cine no le llama la atención (y no me importa. Ella tiene más virtudes que militar en la cinefilia).

Y podría enumerar otros motivos que se me escapan. 

Y sin embargo...

Heme aquí. 

Hoy en la mañana, en una conversación casual en el trabajo, de pronto brotó en mí el entusiasmo por hablar de cine. 

No todo está perdido. 

En cuanto a este blog, habrá algunos cambios. 

En ciertos momentos hice comentarios que, quizás, necesitaron de más información, contexto o una mejor redacción.  Yo quisiera que el cine no necesitara de explicaciones. Que el cine valiera por sí.  Pero no siempre es posible. A veces, hay que entender por qué tal o cual película es trascendente. También, se vale cuestionar la sobrevaloración de una obra cinematográfica. Pienso que, ahora, tengo una perspectiva distinta. Y espero que mejor a la de antes. 

Por eso, he decidido modificar algunos contenidos que he compartido para actualizarlos o mejorarlos. En algunos casos, eliminaré algunos posts y otros los conservaré por motivos personales, sentimentales o por su contexto histórico. 

Así las cosas, vuelvo al viaje. 

Ustedes escojan la nave: Molly Aida, el Halcón Milenario, Gloria N., una TARDIS.

Empecemos de nuevo. 




9 abril 2021 


No hay comentarios:

Publicar un comentario