lunes, 8 de julio de 2013

MARADONA POR KUSTURICA






Por Joaquín Peña Arana

¿Qué hacemos con Diego Armando Maradona?

Qué hacer si a uno le gusta esto del futbol y yo, sin ser fanático y carente como estoy de equipo preferido, no pude ignorar al Diego y más si es Kusturica el que me lo presenta. ¿Y qué hacemos con Emir Kusturica, el Maradona del Cine? Porque su documental, en sí, no presenta algo que no hubiéramos visto en otras partes pero hay momentos qué contar: el íntimo atisbo al hogar de Maradona y seguirlo acá y allá o ir a la casa de sus orígenes y conocer dónde creció el Pelusa.  Y quién fuera Kusturica para irse de reventón con él, viajar a Serbia y  jugar una cascarita, ¡jugar con Maradona!, o  estar a su lado en El Tren del Alba.  ¿Qué hacemos con este Diego que no le importa dejarse ver con Evo Morales y Hugo Chávez y manifestar su abierto repudio a Bush, a quien no duda en llamar asesino? Diego, el que no niega a sus amigos. Diego, el amigo de Fidel Castro.

¿Qué hacemos, nos unimos a la Iglesia Maradoniana? A lo mejor le propongo a Domi que vayamos a casarnos a Argentina. Otros se casan en Las Vegas con un pastor vestido de Elvis y ni quién les diga algo.

¿Y qué hacemos con este Maradona, el que habla directo y sincero con Kusturica de sus peores momentos: la droga, las adicciones, el declive? Maradona ya lo había contado en otras ocasiones pero aquí lo reitera varias veces: la maldita cocaína le quitó el precioso tiempo que pudo haber disfrutado a lado de sus hijas. Eso es lo que más duele al Diego. Y también, lo otro, lo que perdió el deportista, como él mismo se lo dice a Kusturica: “¿sabés qué jugador podría haber sido de no haber tomado cocaína?”.

¿Y qué hacemos con los goles de Maradona? Eso es un acierto, contra lo que digan, porque nos recuerda por qué Diego es tan adorado-. Vean esos goles. Qué maravilla. De qué planeta viniste Diego. Y eso que Kusturica no es tan complaciente como parece. También nos muestra cuando arrestaron a Diego o cuando se volvió ese hombre de obesidad que rayaba en lo mórbido. Qué devoto al Diez no se conmovió al verlo así, hinchado, mientras una lágrima le rodaba durante una entrevista.

¿Qué hacemos con este documental? Sobre aviso no hay engaño ¿Te gusta Maradona?, esto te va a encantar, a fin que todo le perdonas. ¿Te gusta Kusturica?, toléralo y perdónale ésta, que lo hizo con mucho esfuerzo y cariño.  Y esto es así: lo que se quedó en el corazón fue la imagen de Maradona y  sus hijas cantando ¡Maradó Maradó!


Es La Mano de D10S. Qué se le va a hacer. 




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