domingo, 6 de febrero de 2022

EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS (NIGHTMARE ALLEY)

 



Por Joaquín Peña Arana 



Yo pienso que el cine debe valer por sí. 

Es importante quiénes actúan, quiénes dirigen, quiénes escribieron el guión o musicalizaron, pero cuando yo empecé a ver cine, yo no sabía de nombres. Solo sabía de películas que pasaban en el cine o en televisión, pero se notaba, se sentía que eran buenas. Y mi mejor ejemplo es este: cuando yo era adolescente, en algún momento a mediados de los años ochenta, pasaron El Padrino en la tele. Y a partir de ese momento, el cine no volvió a ser lo mismo para mí. Descubrí que había otra manera de contar las historias, de iluminarlas, de filmarlas. Y yo no sabía quiénes eran Ford Coppola, Marlon Brando o Al Pacino. A mí lo que me impactó fue la película. La historia. Y cómo fue contada. 

Traigo esto a colación por El Callejón de las Almas Perdidas. ¿Es una buena película? Claro que lo es. Pero, ¿lo es por sí o porque la dirije Guillermo del Toro y actúan Bradley Cooper, Cate Blanchett, Williem Dafoe, et al? A mí lo que me desconcierta desde La Forma del Agua es que no se siente como una película de Del Toro, pero podría deberse a que ya estamos en otra época. Quienes hacen cine ya no necesariamente necesitan repetirse para que sus películas sean SUS películas. Ahí tenemos a González Iñárritu, quien se repitió en sus primeras tres películas pero después se alejó de ese formato. A ojos de cualquiera Annie Hall, Maridos y Esposas, Celebrity, Match Point, Medianoche en París y Blue Jasmine podrían parecer que fueron hechas por cinco directores distintos y no por Woody Allen. 

Yo tardé un rato para adentrarme en la película. Hasta que transcurrió una hora, más o menos cuando ocurre el cambio de escenario en los personajes, fue cuando me sentí en la trama. Podrían haber muchas lecturas a la historia: una fábula sobre culpa, ambición, ironía, incluso el poder del karma casi instantáneo. O el eje temático sería preguntarns quiénes son los monstruos: ¿los que se exhiben en una feria o los que son capaces de lo que sea a cambio de control, soberbia o dinero ( o las tres palabras juntas)? Leí por ahí que la peícula ya tiene nominaciones al BAFTA, y es posible que sean las primeras de otras que vengan. Está bien. Está muy bien. 

A Guillermo del Toro lo he seguido desde La Invención de Cronos (soy de vieja escuela, le sigo llamando así aunque el propio Memo se refiere a ella como Cronos), es más, lo tengo presente desde el comercial de hombre lobo de Alka-Seltzer. Pero algo me pasa con el querido gordito. ¿Por qué fui el único que no salió del cine entusiasmado al ver La Forma del Agua? Quizás sea cuestión de tiempo. Así estaba yo con La Cumbre Escarlata pero he regresado a la película y, poco a poco, le he encontrado nuevos ángulos y ahora me gusta verla. Me pasó con Amores Perros: salí de la sala como su detractor pero al verla de nuevo fue naciendo un idilio que se mantiene hasta la fecha (hasta le ofrecí disculpas. Las pueden encontrar en este mismo blog). Ahora le toca el turno a Nightmare Alley. Quizás haya que verla de nuevo. Y de nuevo. Y de nuevo.

PD: Me gusta el Art Decó, así que me di un festín de sabores con la recreación de la época. 




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