Por Joaquín Peña Arana
O de plano tengo que ir a la Cineteca
¿Cuántas personas conoce que hayan visto Dos Monjes? La primera referencia que tuve de esa película fue allá en 1994, gracias a Somos. En vez de que la UNAM, el Canal 11, algún estudiante de post-grado o un investigador del cine mexicano realizara el primer recuento de las cien mejores películas de nuestra cinematografía, no, el interés recayó en una publicación de espectáculos lo cual, por supuesto, nada tiene de malo y por el contrario, se agradece.
Pero estábamos con Dos Monjes. En la lista de Somos aparece en el número 94 (el número 1 lo ocupa ¡Vámonos con Pancho Villa!) y cuenta con una ficha técnica donde me entero que la dirigió Juan Bustillo Oro, fue filmada en 1934 y la califican como “una obra cinematográfica expresionista mexicana, la primera y quizá la única”. Años después, de pura chiripa, vi unos cuantos minutos de una copia muy dañada en un canal de cable que celebraba el octagésimo aniversario de nuestro cine. Desde entonces, mi búsqueda por verla completa ha sido infructuosa.
No dudo que nosotros tengamos por ahí una o varias películas de manufactura nacional que sean el equivalente a la tan sagrada y mítica London After Midnight, y no es que Dos Monjes se me haya convertido en obsesión, pero de pronto me brotó el gusanito. Este tipo de llamado de auxilio lo he tenido que hacer de vez en cuando ante la tortuosa imposibilidad de encontrar en corto lo que busco. Si saben de Dos Monjes, ahí les encargo.
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