Por Joaquín Peña Arana
La libertad de Coraline es amenazada por lo menos esperado: sentirse atendida.
Porque, en este caso, no se trata de una película donde los papás no quieren a la protagonista, en realidad, no le dan el tiempo que ella reclama. Pero no por ello Coraline es una niña triste. Al contrario. Ella es lista y está interesada en el lugar donde se ha mudado. No le gusta detenerse. Por eso atraviesa la puerta.
El asunto de cómo serían las cosas en un mundo paralelo no es nuevo en el cine pero la forma en que se aborda en Coraline patentiza la curiosidad de su protagonista pero también la pervención detrás de las apariencias. Nos ocurre de vez en cuando en la vida real. Las personas se muestran ante nosotros bondadosas, buena onda, risueñas, dispuestas a contagiarnos de alegría. A cambio hay un precio.
Coraline puso las cosas en la balanza. Descubrió algo que, a sus 11 años, no sabía: ama a sus padres, a los de verdad, no a los otros. Tendrán sus defectos pero prefiere esta realidad. La circunstancia, entonces, es evitar que el otro mundo amenace al suyo.
Tecnicamente, Coraline cosechó y sigue cosechando elogios desde su estreno en el 2009. Algunos se detienen en el hecho de ser la primera película stop-motion filmada en 3D, lo cual es meritorio, pero si algo aprendí del cine en tercera dimensión que vi en mi niñez y adolescencia es que de nada sirve recrear la profundidad en la imagen si no hay una historia buena qué contar. Coraline igual pudo haber salido en dos dimensiones y no se demerita.
Para realizar esta colaboración leí algunos artículos y me encontré con elogios encendidos hacia el trabajo de Neil Gaiman, el autor de la novela que dio origen al filme, incluso lo ven como quien le partirá su mandarina a J. K. Rowling. En tanto eso ocurre, los fans del género no deben perderlo de vista. No descartemos que ofrezca otra sorpresa por ahí.
Estimado Joaquín, por demás acertado tu análisis, el cual comparto, esta película la he visto un par de veces, desde su estreno en el cine, tal vez un poco complicada para que la entiendan los niños, pero sin duda, se prestó para explicarle a mi hija menor, el sentido o mensaje que esta cinta trató de transmitir, sobra decir, que son de las pocas películas que dejan algo más que un simple entretenimiento. Saludos! Ruth MM***
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