Por Joaquín Peña Arana
¿Película feminista? Yo
veo más bien un choque de civilizaciones, una reflexión sobre la naturaleza
bélica del ser humano, un sentido del deber por encima de los seres que amamos.
Un secreto que deberá revelarse.
Diana, Princesa de Temiscira,
tiene a su favor no cargar con los traumas de sus colegas masculinos del universo
cómic: no es huérfana como Supermán, no asesinaron a sus padres como a Batman o
al tío como al Hombre Araña. Ella creció en esa isla paradisiaca de mujeres guerreras,
disciplinadas, fuertes e instruidas. ¿Es un mensaje feminista o hembrista que
la felicidad sea un mundo sin hombres? Porque en cuanto cayó uno del cielo,
llegaron los demás con su guerra y muerte. Diana pudo haberse quedado en la isla
y mandar al diablo al recién llegado. Pero escogió otro camino. Escogió
destino.
Diana, Princesa de
Temiscira, no comprende el mundo que está del otro lado de la niebla. ¿Qué
valentía pueden tener esos hombres que exigen sacar a una mujer de una reunión
de militares? No le cabe en la cabeza. Diana tiene un sentido de lo correcto,
del bien, de lo que debe hacerse. Pero descubre que el mundo, no el suyo, sino
el que está dividido por la Gran Guerra, se rige por otros patrones de realidad
distintos, irracionales. Pero en el camino aprenderá que no todos los hombres
son iguales. No todos desean la guerra. No todos creen en la aniquilación del
ser humano. Porque, hasta eso, en ese mundo de hombres malos, es una mujer la
artífice de la destrucción, pero el filme da un giro cuasi imperceptible y queda
relegada porque, por encima de los hombres y mujeres, está la maldad que exhala
su aliento de muerte y despierta perversidad.
Diana, Princesa de Temiscira,
llega a la Gran Guerra y antes del conflicto final desafía la más brutal de
todas las trincheras. Desobedece una vez más ese “no se puede, no se debe” que
tanto le han dicho los hombres desde que llegó a nuestro mundo. Sus proezas de
combate podrán equipararse a otros filmes del universo DC y Marvel, pero aquí se sienten como un paso a
paso para presentarnos a la guerrera que es para convertirse en la diosa, la súper
heroína pero no por ello insensible, que
acepta la imperfección del ser humano. Por
eso elige ser Diana Prince. Porque este mundo necesita de quien, tarde que
temprano, llamarán Mujer Maravilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario