martes, 11 de diciembre de 2018

MI BRONCA CON ROMA (Y TODAVÍA NO LA VEO)





Por Joaquín Peña Arana


Mi bronca con Roma de Alfonso Cuarón es semejante a lo que me pasó con El Renacido y La Forma del Agua.
Pese a mis esfuerzos, me he encontrado con tanta información que ya creo saber de qué trata y eso me quita la magia de ir viviendo la obra cinematográfica en el primer encuentro. Con El Renacido ya estaba preparando con lo de "ahora viene la escena del oso". Con La Forma del Agua, igual, "no tarda en encontrarse con el monstruo".
Mi bronca con los Three Amigos es que los he seguido desde sus primeras películas. Ahora, en el momento en que están consagrados como parte del Olimpo cinematográfico mundial, como que algo se me está perdiendo en el camino.
En otra época estaría iracundo por no poder ver Roma en el cine. Pero Cuarón eligió a Netflix. Y no fue posible evitar el encontronazo con las dos máximas cadenas cinematográficas mexicanas y sus criterios de exhibición. Y no vivo en Polonia ni soy un quinceañero para irla a ver gratis ni tampoco tengo cerca un cine independiente de esos que, sospecho, Cuarón prontó olvidará en cuanto dejen de exhibir su película.
Será que, a mis ojos, se les estará acabando la magia a mis (todavía) admirados directores mexicanos que la hicieron en el extranjero.
Será que los tres se me volvieron de carne y hueso.
Será que me volvió la disipela y además de la salud tengo otras cosas en qué ocuparme.
Y sí me interesa ver Roma. Pero le temo a que Cuarón la haya invadido de preciosismo y nostalgia con alevosía y ventaja. Sí, es la película que siempre quiso hacer, por la cual se ha enfrentado a todo y a todos…¿y si ese era el plan? Porque la mandó a competir. No la dejó a que solita se estrenara en Netflix y siguiera la inercia de su exhibición y distribución sin empujoncitos y que su grandeza se fuera pregonando de boca en boca. Es su obra más personal pero ¿está hecha de tal manera que no le caerían mal uno, dos, tres, cinco quince, veinte premios?
En fin. Quizás exagero.  Pero después de los encontronazos que me di con El Renacido  y La Forma del Agua me volví, cómo decirlo…¿incrédulo?
Y sí quiero verla. Y créanme, me gustaría arrepentirme de mis palabras. A mí no me duele.


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