viernes, 23 de agosto de 2024

CENTINELAS DEL SILENCIO

 

     Captura de pantalla



Por Joaquín Peña Arana

 

Me enteré de la forma en que, de un tiempo para acá, recibimos esos afortunados descubrimientos que ni siquiera imaginamos su existencia.

Lo vi en Facebook.

Confiésolo: jamás en mi vida había escuchado hablar de Manuel Arango Arias, mucho menos de un documental llamado Centinelas del Silencio.  De hecho, qué relación podría existir entre el nombre de ese prominente empresario de raíces asturianas y un filme de unos 18 minutos. Pero una búsqueda en Internet me reveló una imagen encantadora.  Fue durante la Ceremonia del Óscar de 1972. El archivo digital nos permite ver a Joey Heatherton y James Caan presentar el premio al Mejor Documental Corto. “El ganador es Centinelas del Silencio, de Manuel Arango y Robert Amram”.  Y entre el público se levantan dos hombres de elegante smoking muy al estilo de la época, ambos de greña larga (más abundante la de Armam) quienes, alegres, pasan a recoger sus estatuillas.

Manuel Arango Arias fue premiado como productor del hermoso documental Centinelas del Silencio: un vistazo a vuelo de pájaro de los más representativos vestigios prehispánicos de nuestro país.  Fue realizado en dos versiones, narrado en inglés por Orson Welles y en español por Ricardo Montalbán.  Y en esta época en que creemos – o algunas personas creen – que los únicos mexicanos premiados con el Óscar son González Iñárritu, Cuáron y Del Toro, brota por ahí quien, desde gayola, grite: “¡se equivocan, primero fue Gonzalo Gavira, el de los ruidos de miedo en El Exorcista!”, pero ese gritón también yerra. Antes fue Manuel Arango Arias. Hijo de Jerónimo Arango Díaz, empresario asturiano quien llegó en 1912 a Tampico, Tamaulipas, cuando tenía 14 años de edad. Ahí creció, se hizo comerciante y nacieron sus hijos e hijas pero fueron ellos, Jerónimo, Plácido y Manuel, quienes continuaron por el sendero de los negocios. Sus nombres están vinculados a la creación de las tiendas Aurrerá, los restaurantes Vip´s, el grupo Cifra.

Y todo lo anterior está muy bien y da para otro artículo que podría compartirles en una venturosa siguiente ocasión. Pero, esta vez, la anécdota que quiero compartirles es la siguiente: un tamaulipeco, porteño de nacimiento, empresario fundamental, es la vez ganador de la tan cotizada estatuilla.  Uno ama el cine y entre la multiplicidad de datos que se han ido recogiendo en el camino vinculados con Tamaulipas– que El Tesoro de la Sierra Madre fue filmada en Tampico, que Matamoros lo mismo aparece en las películas de los Almada que en Puños Rosas, que nuestras glorias cinematográficas son Mauricio Garcés, Tun Tun, et al) es evidente que no sabemos todo, que nos falta mucho por aprender y qué delicia puede ser cuando de nuestra tierra y nuestros personajes se trata.

Centinelas del Silencio: un viaje a nuestros ancestros. Un grato descubrimiento. 

 


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