Por Joaquín Peña Arana
Disculpen, pero no pude.
No pasé de los primeros
cinco minutos del primer episodio de la serie.
Quizás es una cuestión de ánimo, o
deba esperar otro momento. Definitivamente no creo que sean los partidos de ida
y vuelta de la gran final del futbol nacional (se juega esta semana).
Podría ser esto: pasé tantos años
imaginando mi propia versión cinematográfica El diseño de producción. El
estilo. En mi mente, el desarrollo de la saga de los Buendía era más cercano a
una de esas producciones estilo Merlín, la que protagonizó Sam Neill, o del
tipo de El Señor de Los Anillos (describiría cómo lo imaginaba pero, con eso
del plagio, mejor esperaré otro momento). Y rara vez les puse rostro a los
personajes, por extraño que pueda parecer. Era, más bien, ver las figuras, rasgos
sencillos, la vestimenta más o menos básica acorde a los acontecimientos y la
época. Cosas así. Tenía mi idea de cómo empezar la historia e, incluso, cómo terminarla
en términos visuales. Pero no, nunca como lo que vi en esos primeros cinco
minutos.
Y ya sé que hay infinidad de libros
que se han convertido en películas y no siempre cuajan porque no es lo mismo,
pero entiendo muy bien que son géneros diferentes. Yo vi primero El Padrino y muchos
muchos años después leí la novela, y puedo habitar muy bien en ambos mundos. Y
hay infinidad de versiones de Moby Dick y a veces el cine le ha hecho un favor
a la novela. ¿Hay alguna versión cinematográfica de Frankestein o Drácula que
puedan considerar la definitiva? O cuántos clásicos latinoamericanos han sido
adaptados al cine, ¿alguna que digan “esta fue la mejor adaptada al cine” o viceversa?
Y no pretendo disuadirles de ver la
serie. Véanla, sean libres de ver lo que quieran. Solo es mi opinión y quería
compartirla.
Quizás me anime a ver la
serie en cosa de días o, quizás, siga el consejo de Gabo quien, sobre adaptar
Cien Años a la pantalla, alguna vez dijo: "prefiero que mis lectores sigan
imaginándose mis personajes".
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