domingo, 28 de diciembre de 2025

MI DERECHO


 

   

     Por Joaquín Peña Arana

  


En la literatura, de vez en cuando, se menciona un decálogo.

Su autor fue el ensayista Daniel Pennac y fue publicado en su ensayo Como una Novela en 1992.

Su titulo es Los Derechos del Lector. Y, como tal, menciona una serie de prerrogativas a las cuales las personas que gustan de la literatura pueden acceder.

He visto por ahí algunas variaciones de los Derechos del Lector. Una que otra persona se ha tomado la atribución de hacer su propia versión, añadiendo o modificando a criterio propio, pero la esencia de la fuente de inspiración es inequívoca.

Tomo uno de esos derechos, uno que-para algunas personas- podría resultar contradictorio: el derecho a no leer.

En mi caso, no pienso hacer un decálogo, pero sí deseo externar una posición sobre mi filia por las obras cinematográficas (y afines): MI DERECHO A NO VER.

Confieso que, con los años -y los cambios en mi vida-, poco a poco, fui quedándome atrás en estar al día. Se me fueron estrenos, series, las películas ganadoras de tal y tal festival, las cintas obligadas a ver para hacer una reflexión sobre algo, los nombres de quienes actúan o dirigen. Se fue ensanchando el grosor del vacío en ese halo de conocimiento. Y, en algún momento, por varias circunstancias, llegué a una conclusión: mi vida seguía sin tener que ver el cine del momento.

La serie que me digan, se los puedo asegurar, no la he visto. No, no sé cómo se llama tal o cuál director, directora o directore de tal y tal país. ¿Que la crítica destrozó a tal película de Hollywood y elevó a alturas insospechadas a esa otra? No lo sé. No estoy al día. Y exijo mi derecho a no estarlo.

Yo amo al cine por el cine. Y el amor no debe ser obligación. Si fuera profesional de la crítica y me pagaran por ello, pues es trabajo, y eso me llevaría a capacitarme y estar al día. Pero, en este momento, estoy en este lugar, este ámbito en cual, por las mil y un razones que quieran, no veo lo que-dicen-hay que ver. Y puedo dormir tranquilo.

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