domingo, 13 de septiembre de 2009

THE BIG ONE




      Por Joaquín Peña Arana 


     El frenesí por preguntar 


     Años antes que supiéramos de su existencia tras el éxito de Bowling for Columbine, su tronate discurso en la entrega del Oscar y su campaña antiBush,  Michael Moore ya tenía su fama en Estados Unidos, tanto, que en 1996 escribió un libro y le organizaron una gira de presentaciones personales. Sobre la marcha, decide filmar un documental acerca del desempleo, el enriquecimiento de las corporaciones y la visión del ciudadano común que se ha quedado sin trabajo porque la empresa cerró y se fue al extranjero.  Ese es el eje temático de The Big One.

  Aquí vemos al Moore característico de la primera época de sus documentales : ácidas puntadas de irrumpir en las oficinas centrales de las  grandes firmas y ,paralelamente, recopila testimonios de gente que enfrenta los estragos de una economía personal cada vez más asfixiante. El estilo de Moore bien puede interpretarse como tramposo, ¿quién no se va a mostrar medroso si alguien, cámara en mano, de repente le cae encima?, pero se documenta sobre los temas que aborda, está abierto siempre a la confrontación, no desvía su interés en cuestionar, cuestionar, cuestionar. Poco a poco irá puliendo su forma de trabajo a obras más depuradas y redondas, Sicko es un ejemplo de esa madurez.
  
   Como en otras ocasiones (y en las que están por venir)  llama la atención su desfachatez para señalar a empresas, marcas, personajes, sin que parezca temerle a una demanda, ¿cómo le hace?, yo quisiera saberlo. Quizás por eso Moore se maneja con su propia productora. Nada como la independencia cuando tienes ganas de decir las cosas. 

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