domingo, 6 de septiembre de 2009

THE BLOB



     Por Joaquín Peña Arana


     Qué onda con ese chavo


     ¿Qué tenía en particular este Steve McQueen de 28 años para que le dieran el papel principal intepretando a un adolescente que intenta, de la mano de su novia, salvar a un pequeño pueblo del noreste de Estados Unidos en peligro de ser devorado por una extraña y amorfa criatura venida del espacio exterior?

      Es que, tan sólo miren sus rasgos : no es como otros actores a quienes resulta una curiosidad verlos pubertos, no. Ahí está ya Steve McQueen, el antihéroe, papeles duros, actor de carácter, enamorado de la adrenalina.  Quizás si no supiera que se trata de él pensaría que The Blob, juzgada a más de cincuenta años de distancia, es la típica película gringa que rompió algo de las normas imperantes en el cine de horror y ciencia ficción al contar la extraña historia de una masa que cae sin más ni más a la Tierra  y habiendo tantos lugares en dónde estrellarse (¿por qué no caer en Monterrey o Matamoros?)  se dedica a aterrorizar al tranquilísimo y monótono pueblo de Downingtown.

     El resto de la película es hasta cierto punto predecible pero no seamos tan exigentes.  Es 1958 y la tendencia que se refleja en The Blob no se salía mucho del cauce habitual aunque, ojo, eso no significa que sea mala película, al contrario, tiene muy buena estima entre los enamorados de las series B, Z o de Culto, como le quieran llamar. 

     Quizás Steve McQueen sí daba el papel de chico galán pero rudo que necesitaban, su aspecto de estadounidense promedio le ayudaría en su futura y prometedora carrera. Resulta peculiar que su personaje se llame como él y en cambio en los créditos aparezca como Steven.

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