El cine, como la vida, también da vueltas
Cuando vi ¡Vámonos con Pancho Villa! me convencí que sí es una gran película. Así como El Ciudadano Kane debe buena parte de su fama a que la revista Sight & Sound la tiene colocada desde hace un buen en el primer lugar de las mejores del mundo, algo parecido ocurre con ¡Vámonos con Pancho Villa!, la cual sólo era ubicada por conocedores hasta que la revista Somos hizo su convocatoria de expertos para sacar nuestra propia lista de las cien mejores películas mexicanas y ¡papas! la supieron mero arriba.
Me pregunto si con el tiempo esa revalorización ocurrirá con Sobre Las Olas de Miguel Zacarías. Esa fue su primer cinta, es de allá de 1933 y, obviamente, su temática gira en torno a la descripción biográfica de Juventino Rosas. Lo que me llamó la atención fue la estructura de su narrativa y su manejo de cámara. ¿Qué tipo de cine había visto Miguel Zacarías, o acaso todo brotó del libre albedrío?
Si bien se aprecia lenta, concentrada en describir tanto la dura batalla de Rosas para abrirse paso en su carrera como la forma en que enamoró de Margarita, lo que me llamó la atención fueron los detalles técnicos : el uso de una extraña y envolvente iluminación en interiores, la cámara que se mueve y busca detalles constantemente, las disolvencias en momentos que parecerían fuera de lugar, incluso una cámara que se balancea junto con la pareja del columpio. A lo mejor exagero sobre el impacto inicial que me causó esta película pero no pude permanecer indiferente. Zacarías realizaría después películas memorables con repartos de época. Por cierto, murió a los 101 años.