Por Joaquín Peña Arana
“No sé cómo decírselo”
El filme fue estrenado en el 2007 y tuvo un circuito de exhibición en festivales, incluyendo su debut inicial en Sundance, en donde le fue bien. Si bien John Cusack es el protagonista Clint Eastwood cosechó premios por la música, su otra pasión además del cine. Hasta donde pude indagar no tuvo una distribución masiva en las salas de Estados Unidos pero su impacto ha sido gradual en un país donde el patriotismo y enlistarse forma parte de su modo de vida.
Para las miles de familias estadounidenses que, justo en este momento, tienen a alguien “sirviendo” en algún conflicto les tocará el fondo del corazón. Se me ocurrió imaginar la posibilidad de invertir los papeles. ¿Cuál sería la óptica si fuera una película sobre una familia iraquí a la cual le matan un miembro durante la invasión o en un atentado? ¿Sería un discurso sobre patriotismo, ira y venganza, se concentraría en el dolor de la ausencia generada a partir de la violencia?, aunque cuando hablamos de guerra habría que preguntarle a los civiles, sea en el país que sea.
En La Vida sin Grace los Phillips son sacudidos por la muerte de la madre-soldado enviada al frente. Ese el tema. Pero, en realidad, la película nos ofrece el conflicto que millones en el mundo sufren diariamente: cómo enfrentar la pérdida, cómo décirselo a los hijos. Cómo vivir con eso.
Me quedé pensando en la pequeñita. No veo por qué no tener un momento especial que nos sincronice con la persona que amamos.
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