domingo, 27 de marzo de 2011

LIZ







   Por Joaquín Peña Arana


   Jamás he estado en Puerto Vallarta. Desconozco si, en verdad, era en los años sesenta una población casi aislada del resto del país.  No sé qué tan cierto es que, cada una o dos semanas, una avioneta llevaba víveres y mercancías que de otra forma no hubiera podido llegar. Me gustaría comprobar lo que me dijeron hace poco: ante la falta de una carretera, Elizabeth Taylor mandó a hacer una para el pueblo.

    Es el tipo de leyendas que me cuentan personas diez o veinte años mayores que yo y vivieron intensamente aquella época en que las estrellas de cine en verdad eran estrellas de cine: míticas, fulgurantes, carismáticas.  Tal parece que, hasta la fecha, Puerto Vallarta sigue en deuda con Taylor y Burton. Y todo se originó por los caprichos de John Huston.

   Tan fácil que hubiera sido filmar La Noche de la Iguana en cualquier parte que diera el gatazo, pero no ,él quería lo más cercano a la obra de teatro de Tennesse Williams. Y ahí tienen a todo el equipo viajando y abriéndose paso por la selva jalicience hasta llegar a Puerto Vallarta. ¿Dónde?, eso fue lo que se preguntaron no pocos en México y en el resto del mundo. Pero nomás agarraron un mapa y la prensa mundial llegó a cubrir la presencia de las estrellas de Hollywood que se veían fuera de contexto en un lugar sin hoteles de cinco estrellas, grandes boutiques ni avenidas, aunque tampoco era un lugar de pobreza extrema. La casa que Elizabeth y Richard habitaron ya estaba ahí cuando escogieron vivir en Puerto Vallarta.

    No sé si ellos salían a pasear a los alrededores o vivían aislados del resto de todo. Habría que preguntarle a los lugareños. Pero parece que a los medios se les olvidó echarse un viajecito para averiguarlo ¿o alguien vio o leyó algún reportaje sobre la presencia y legado que dejaron al lugar Elizabeth Taylor y Richard Burton? Al menos recuperaron el extraordinario episodio del niño mexicano que la pareja “adoptó”. No me puedo imaginar a Liz cocinando para él, como una mamá cariñosa, aunque quizás debería: hasta donde sé, no acostumbraba asumirse como diosa aunque el resto del mundo así la tratara.
 





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