domingo, 28 de agosto de 2011

ASÍ PASA CUANDO SUCEDE (WHATEVER WORKS)




     Por Joaquín Peña Arana


   Woody Allen regresó a lo básico con esta película. Atrás, quedó Europa por un rato para regresar  a su querida Nueva York y a un guión típico de aquellos días de Annie Hall.  ¿Retroceso? ¿Y a quién le importa? Es Woody Allen.

  No esperen demasiado, excepto pasársela bien  con una historia que nos acomoda tranquilamente en un sofá woodyalleniano.  Para quienes no le aborrecemos – porque de que los hay, los hay – hasta resulta placentero ver los créditos iniciales con su típico fondo negro, letras blancas en EF WINDSOR Elongated y música de antaño de fondo.

    Allen retorna a la ruptura de la cuarta pared, ¿ven por qué pensamos inmediatamente en Annie Hall?   La narrativa no desmerece. Habrá quien le encuentre huecos al guión, pero siento que está planificado para ir desmenuzando la historia sin prisas. Parece que no se le complica la vida al cámara Harris Savides, los planos y movimientos parecen simples.  Pero eso es lo que quiere Allen: como en otros de sus filmes, sacrifica la estética a favor de la historia.

   Larry David, Evan Rachel Wood, Henry Cavill, Patricia Clarkson, Ed Begley Jr., Michael McKean. No quiero dejar de mencionarlos, hicieron un buen trabajo, en especial Larry David, una especie de replicante alleniano pero con varios centímetros de más.   Y la película, pues, es una reflexión sobre el ser humano, la búsqueda de la felicidad, la renuncia a la misma o su llegada. El azar, una constante en nuestras vidas.

   Así Pasa Cuando Sucede parece, indirectamente, una película para quienes creen que la edad los rebasó y no hay más en la vida. No todo está perdido. Pregúntele a Boris, Marietta y, muy en especial, a John Celestine.





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