Por
Joaquín Peña Arana
Cuando
la película estuvo de moda, escuché varios comentarios sobre la que en
Latinoamérica conocemos como Secreto en la Montaña: “película de vaqueros gay”,
“uf, sentí que quería llorar, ja ja ja”, “ay manis, ten cuidado, no te vayas a
sentir identificada”. Cosas así.