domingo, 3 de febrero de 2013

DE SECRETOS, LIBERTADES Y CINE GAY





Por Joaquín Peña Arana

Cuando la película estuvo de moda, escuché varios comentarios sobre la que en Latinoamérica conocemos como Secreto en la Montaña: “película de vaqueros gay”, “uf, sentí que quería llorar, ja ja ja”, “ay manis, ten cuidado, no te vayas a sentir identificada”. Cosas así.

A mí me parece una gran película en todos los sentidos.

Está carambas encontrar películas sobre homosexualidad y lesbianismo sin caer en la ridiculización o lo grotesco. En el mundillo de la cultura, tengo la impresión que lo que se aplaude lo que se presente, de preferencia, si se trata de una película marginal, protagonizada por actores desconocidos o si el director o directora es de esos que gozan de fama y/o cariño en los círculos intelectuales.  Secreto en la Montaña es todo un caso por los nombres alrededor: Ang Lee venía de hacer su no muy querida versión de Hulk, Heath Ledger, Jake Gyllenhaal, Ana Faris, Michelle Williams y Ann Hathaway habían hecho otras cosas que nada tenían que ver con argumentos de amoríos entre personas del mismo sexo.  Y con todo eso, les fue bien.  Hasta donde sé, la comunidad lésbico-gay no se quejó y los grupos conservadores/ultraconservadores/homofóbicos no tuvieron la suficiente fuerza para perjudicarles (cada que toco estos temas no puedo dejar de acordarme de un tipo que repudia a los homosexuales y tiene no sé cuántos doctorados).

Una película con menos fama pero que plantea de manera sobria y conmovedora la relación entre dos mujeres es Hannah Free. La protagoniza Sharon Gless, más recordada por ser Cagney en la serie de TV Cagney & Lacey.  Hannah se entera que el amor de toda su vida, Rachel, está en coma. El resto es intercalar el presente de visitas y discusiones en el hospital con flahsbacks sobre cómo construyeron su amor en medio de una guerra mundial, prejuicios y broncas de pareja.  Recuerdo una escena en que ambas, ya envejecidas, limpian el jardín de las hojas de otoño, como un matrimonio cualquiera.  Me pareció bella.

Ambas películas abordan el tema con buenos guiones y gran realización. La tolerancia no es fácil, yo me he sentido ofendido por homosexuales y lesbianas de lengua y comportamiento incontrolables, pero eso no me ha impedido tener amistades que son gais.  Si les vieran: son como tantas otras parejas.  Me siento más a salvo con ellas que con unos/unas que no dudarían en quemarme en leña verde.    



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