domingo, 16 de marzo de 2014

EL CRIMEN DEL CÁCARO GUMARO





Por Joaquín Peña Arana


¿Infructuoso intento de carta de amor al cine?

O quizás humor tan avanzado, tan intelectual, tan pensante, que rebasa los sentidos del espectador común y corriente, el cual no entenderá esta impresionante obra cinematográfica de la comedia inteligente mexicana.

Pero, hey, no desmerezco la fe que le pusieron para crear la película. Al contrario. Podemos decir que el cine nacional le apuesta fuerte cuando quiere. El diseño de producción del Crimen del Cácaro Gumaro no se anduvo con chiquiterías. Y el elenco, aijosú, es un elencazo (por cierto, después de tantos años, el debut de Andrés Bustamante en cine, qué cosas.  Y ya que estoy en el tema: ¿no les parece que Carlos Corona no era para el papel?). Pero el resto…qué caray.

Claro, la película es y será adorada por quienes aman la crítica política, la militancia izquierdista/izquierdoide, los lectores de La Jornada, Proceso o Emeequis, los fans del Güiri Güiri y un largo etcétera. Contra lo que piensan los creadores de El Crimen del Cácaro Gumaro, no todos conocen al greñudo crítico de cine, no todos se la pasan en Internet y saben lo de los celulares que hacen explotar palomitas, no todos conocen a esos tipos cuarentones que se avientan un diálogo que nada tiene que ver con la trama. Sí, esos, uno de ellos se pone unos lentes de estrellas. Jis y Trino. Ah, ahora sí te parece graciosa la escena, verdad.

Como quiera, película la ya hizo. ¿Cuántos contraculturales habrá en el país? Me refiero a los que son o se consideran de pensamiento avanzado, vanguardia, se la pasan en protestas, marchas, se saltan el pago del Metro, más los que leen La Jornada, los de Morena, el PRD, y súmele a quienes están por ahí con gustos afines pero en otros rincones. A que sí recuperan la taquilla.

Y fíjense cómo da vueltas la vida. Aparecen gente del cine y la tele que, en otro tiempo, jamás se les habría incluido en un proyecto así. Ni se los menciono porque, si la película les parece tan insulsa como a mí, al menos que el factor sorpresa les sirva de algo. Ah, eso sí, no sé cómo apareció Juanito. Es el gran monstruo creado por el Dr. López Obrador. ¿Muestra de que hay que ser incluyentes? Pué qué.

¿Infructuoso intento de carta de amor al cine? Definitivamente no. Desde el director Emilio Portes hasta el último de la fila se les siente el amor que le tienen. Y en eso coincidimos.




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