Por Joaquín Peña Arana
En México decir “migrantes” es pensar en nuestros connacionales que se
van a Estados Unidos sin documentos, logran trabajar por años y consiguen el
éxito económico que tanto ansían o, por el contrario, viven bajo la explotación no sólo de gringos
sino – peor – de los hispanos (como denominan a todo aquel que hable español). En
Estados Unidos, se aplica para familias méxico-estadounidenses (no
necesariamente de primera generación) que viven dentro del país y viajan por
temporadas de un lugar a otro para trabajar en el campo. Cuando vi Y no se lo
Tragó la Tierra me desconcertó un poco porque desconocía ese dato. Pero vamos
por partes.
Y no se lo Tragó la Tierra es una novela - o una colección de cuentos, todo depende de quien haga la reseña- del
escritor chicano Tomás Rivera, publicada en 1971. Severo Pérez la convirtió en
película en 1995 con notable éxito en festivales pero poca circulación. Es la
historia de Marcos, un muchacho de 12 años. De la mano de sus recuerdos
viajamos a los años cincuenta, una época rememorada con nostalgia y dureza, una
familia entrañable y el sudor de jornadas interminables en los campos. Y no se lo Tragó la Tierra no requiere de concesiones:
realización, actuaciones, ritmo, continuidad narrativa. Todo en su lugar.
Lo admito: no he visto mucho cine
chicano, sólo lo habitual: Zoo Suit, Luis Valdés, Edward James Olmos, La Bamba
y lo que había que ver en su momento porque era obligado. De literatura tuve
mis acercamientos pero después de leer La Casa en Mango Street no me volvieron a
quedar ganas. Y, ojo, cuando vi Y No se lo Tragó la Tierra nada sabía de Tomás Rivera. La vi así nada más, como una película.
Sin mayor contexto. Por eso la recuerdo como la película chicana más
sincera que he visto: nada de que los gringos son malos y lo chicanos buenos,
honestos e incapaces de ir contra su gente. A como la recuerdo, hay un chicano que
estafa a la familia, una chicana que se casa valiéndole wilson el suicidio de
su pretendiente y el gringo está arrepentido de haber asesinado al niño.
Quizás necesite leer la obra completa; sólo he tenido acceso a un par de cuentos. Ah,
y ver otra vez la película pero ¿dónde? Por lo que pude indagar es celebrada
como clásico chicano pero no aparece. Me
pregunto si George López, Cheech Marín, María Conchita Alonso o Jorge Ramos la
habrán visto alguna vez. A lo mejor ya se volvió de culto.
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