Por Joaquín Peña Arana
¿Por qué me quedé con
la sensación que me quedaron a deber?
Y por favor, no me
malinterpreten. Ir al cine a ver a la medianoche Star Wars: El Despertar de la
Fuerza fue una gran experiencia. Tenía años que no me la pasaba tan bien en una
sala llena donde la gente fuera a ver la película, no a tomarse selfies,
platicar o contestar el teléfono. Vitoreamos todo lo que había que vitorear:
“…a long time ago...”, la música de John Williams, el Halcón Milenario, Leia,
¡Han Solo y Chewbacca, qué forma de irrumpir en la pantalla!, C3PO, R2D2, Luke. De eso se trataba: verles de
nuevo y saber el resto de la historia en una película que sea eso y no un
videojuego de dos horas y media. Entonces, ¿por qué la sensación de que algo
faltó? Quizás yo quería un cierre espectacular para esta entrega en vez de una
pausa de telenovela. Pero bueno, eso es lo de menos.
J.J. Abrams recuperó la
esencia de La Guerra de las Galaxias. Jamás la habíamos visto tan real, tan
detallada. Tan madura.¿Y qué onda con el nuevo reparto? En un principio tenía
mis dudas sobre Daisy Ridley pero tal parece que podrá con el papel. John
Boyega…no sé, parece asustado todo el tiempo pero eso podría explicarse por
tantas broncas existenciales luego de ser stormtrooper toda la vida. Cuando
Adam River se quitó el casco me parece que algunos se rieron: ¿a poco ese niño
es el malo? Tiene más de 30 años pero ahí parece un chamaco, se ve totalmente
miscasting. Ahora resulta que BB-8 transmite más emociones que él.
Tranquilo, Joaquín,
tranquilo. Apenas vamos a empezando. Relájate. Diviértete. De eso se trata. De
vivir esta pasión tan nuestra, gozar una historia que empezó cuando éramos
niños. Yo no soy de tener cascos y parafernalia pero no pude resistir
marginarme de vivir esto de Star Wars, máxime cuando sé que estuvo en buenas
manos, mejores que en las de su creador. Suena gacho, pero así es. Confiemos que Lucas continúe como asesor y
nada más.
No todos están
contentos con esta entrega. Cuando se acabó la película escuché a un hombre
decir “llegando a la casa voy a tirar todos mis muñecos”. Otro como que quería
mentarle la madre a Walt Disney. Yo no
me puedo quejar mucho, me sentí muy bien a pesar de mi sensación de vacío. ¿Nos
vemos en el 2017?
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