Por Joaquín Peña Arana
¿Qué la hace tan
diferente a otras de su género? ¿Por qué es tan elogiada y va que vuela para
clásico?
Mad Max: Furia en el
Camino es una extraordinaria proeza de adrenalina y octanaje pero hay más. Hay
historia. Y que una película de acción inmisericorde cuente con ese contrapeso
no es de todos los días.
Sí, ya nos dimos
cuenta: Max no es la estrella. El peso está en los hombros de Charlize Theron. No
sé qué opinan nos puristas de la saga pero tal parece que han aceptado de buena
forma el que su emblemático personaje quede en secundario. El resto está en
equilibrio: actuaciones, ambientación, fotografía, dirección, ¡dirección! Uf,
George Miller está en buenísima forma. ¿Ya ven que no hace tanto daño tener más
de 70 años y haberse alejado de las carreteras un rato para hacer hablar a Babe
y bailar al pingüino de Happy Feet?
Lo confieso: estoy
demasiado acostumbrado a Mel Gibson. Quizás por eso me tomará tiempo acostumbrarme
al Mad Max de Tom Hardy, aunque lo que no cambiado es torturarse por sus pecados, y en eso Max no
está solo. “Redención”, dice Imperator Furiosa. Ese es uno de los temas de esta
entrega pero el fundamental es la so-bre-vi-ven-cia. Aquí se trata de la ley de
quien sea más fuerte o más hábil en una sociedad que ha hecho del vehículo una
religión, el agua, la gasolina y la leche materna monedas de cambio y Valhalla el destino final. Un lugar donde la
Historia no existe, sólo lo que la memoria lucha por preservar. Las crónicas
serán contadas por sus testigos.
Se ha debatido si se
trata de un filme feminista o de empoderamiento de la mujer. Sí, son mujeres
desafiando al establishment imperante, pero
recordemos: el mundo tal y como lo conocemos valió máuser. Hombres y mujeres
luchan a diario por mantenerse con vida. Imperator Furiosa no se convirtió en
lo que es nomás de ondas, si por algo le volaron la mano.
No las mencionan mucho
pero a mí me impactó el grupo de actrices que encarnan a las Muchas Madres. El
trabajo de caracterización, extraordinario, pero es superior la forma en que se
meten en el papel. Representan una de las constantes del filme: el sacrificio.
Morir con una sonrisa en los labios.
¿Y entonces, qué,
Joaquín? ¿Va que vuela para clásico? No se me da mucho lo profeta pero así lo veo. Sean mis testigos.
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