domingo, 5 de febrero de 2017

HASTA EL ÚLTIMO HOMBRE (HACKSAW RIDGE)







Por Joaquín Peña Arana



De acuerdo, Mel. Me callaste la boca.

A mitad de película estaba desesperado y bostece y bostece, con cara de a qué hora pasan a lo que sigue. La presentación del protagonista me pareció tan ñoña: la típica historia del triunfador que se enfrenta al mundo y sale avante. Y en la escena de la corte marcial, la toma que se va cerrando en un lento zoom in mientras el soldado Doss ofrece su gran discurso de motivos. Ordinario. Qué me dicen de la despedida cuando se va el autobús. ¿Qué le pasa a Mel Gibson? Pero, uf, lo que vino después compensa cualquier titubeo de incredulidad.

Sus detractores (en lo que corresponde a cine. Los que le sobran por sus broncas extra cámara son aparte) le critican a Gibson su obsesión por la sangre y la violencia. Todavía no le perdonan su versión gore de la Pasión de Cristo. Quizás hay escenas que se ven muy hollywoodenses: demasiados cuerpos sacudiéndose por los impactos de bala o dando giros en el aire en las explosiones. Pero Hasta el Último Hombre cumple con su propósito de evidenciar lo que es un guerra: crueldad, muerte, dolor.

Les digo que Gibson me calló la boca porque, hasta antes de la invasión a Okinawa, la película no me había prendido más allá de atestiguar las profundas convicciones de Desmond Moss. La cara de Andrew Garfield de chicobienportadoquenosabedela crueldaddelmundo llega a fastidiar. Lo estremecedor es el rostro de la guerra con todos sus matices. Y Moss. ¿Existe gente así de entregada? Y me refiero no sólo a sus convicciones religiosas sino a la disposición al sacrificio. Pero resulta que Desmond Moss sí existió.  Sé que para algunos eso de mostrar material de archivo al final les suena a faltos de imaginación pero para mí, en el caso de la película que nos ocupa, es como revitalizar algo de lo perdida que tengo la fe en una parte de los otros.


¿Las actuaciones? Ah, sí. Ese es el gran acierto desde el principio. No hay quien desmerezca. A Hugo Wearing como que le hacía falta un papel así para quienes lo seguimos viendo con cara del agente de Matrix, Enrold de El Señor de los Anillos o el de Vendetta. A Vince Vaughn le hace bien tener este tipo de roles.  Me dio gusto ver a Rachel Griffiths, la veía en Brothers and Sisters y me encanta su papelito en La Boda de mi Mejor Amigo. No sé, como que me llaman el tipo de mujeres delgadas, blancas, ojos chiquitos, nariz larga. Qué se le va a hacer. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario