sábado, 12 de diciembre de 2009

NUEVO MUNDO





     Por Joaquín Peña Arana 


    “¿Cuánto durará el engaño? Quizás años. Quizá siempre”. 


     De entrada Nuevo Mundo es, ante todo,una gran película. Una clara muestra de la capacidad de Gabriel Retes como realizador. Nuevo Mundo es un producto propio del tiempo setentero cuando el cine nacional tuvo la audacia de abordar otros temas más allá de los tradicionalmente aceptados. Habrá quien, con mejor conocimiento de causa, pueda cuestionar algunos aspectos del rigor histórico pero en lo general se tomaron las medidas necesarias para reproducir el entorno social del siglo XVI. 

     El golpe que sufrió Gabriel Retes al saberla censurada debió ser muy fuerte, las películas se hacen para ser exhibidas, no enlatadas. ¿Cosa de ego,  gastarse millones, movilizar a tantos actores, extras, producción, consumir semanas de filmación  sólo por darse el paquete de pasearse por todas partes dándoselas de mártir del cine mexicano? Espero que no, si bien no creo que Retes fuera tan idiota como para pasar por alto en la que se estaba metiendo aunque, al final, fue Margarita López Portillo quien tomó la decisión final de frenar su exhibición. 

     Claro que el tema es delicado para un país de profundo arraigo religioso como el nuestro, sin embargo, veamos a Nuevo Mundo como lo que es : una película. Si la exhibieran en este momento ¿sería tolerada, convocaría a miles, cuánto durarían las protestas? Sinceramente, dudo que la Basílica llegara a quedarse vacía.

  

2 comentarios:

  1. hace como un año tuve la oportunidad de ver esta película. Me pareció excelente. Estamos en una época de revelaciones (pienso), pero ¿qué hacemos con aquello que se va develando? Esto sería lo verdaderamente importante: la acción.¿No? Saludos.

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  2. Gracias Marisol.La tolerancia es un reto, sin duda. Abrirnos a otras formas de aceptar las creencias, así como a quienes no creen, nos obliga a replantear no tanto en qué depositamos aquello que llamamos fé sino qué cambios o bienestares podemos provocar u ofrecer a partir de aquello que nos mueve y fortalece, creamos o no en la existencia de un dios. Te mando un abrazo, ¡y hasta dónde he revisado eres la segunda que entra en mi blog!, así que va un abrazo doble.

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