Por Joaquín Peña Arana
Ya iba en la recta final cuando la agarré pero las escenas de Los Mediocres me capturaron. Alcancé a ver la historia del empleado de la joyería, noté la ausencia de luces de cine, vamos, sí estaban, pero colocadas de tal manera que le daba más jugada a la luz propia. Los actores, desconocidos y sin glamour: ideales para la trama. Reconocí a Enrique Lucero, el perpetuo cura de Canoa. Después, las tomas, los ángulos, la estética, el recurso de la voz en off, la música, el sonido y esa toma final: la cámara elevándose más allá de lo establecido.
Tuve que agradecer al bien ponderado VeTV de Sky permita ver el tema de lo que está transmitiendo. “¿Los Mediocres?, orale, qué título”, pensé. Con ese único indicio me lancé a la piscina de la internet y a pesar de la extrema pobreza documental que prevalece en la red ¡papas! localicé el dato que quería, el director: Servando González.
Con Servando González la llevó 2 ½ . Sólo he visto Viento Negro y De Qué Color es el Viento más el pedacito de Los Mediocres pero me tiene asombrado. Su forma de narrar la historia, sus recursos visuales, la estructura de sus películas. ¿Por qué está olvidado?, para mí Viento Negro es una gran obra pero rara vez es mencionada. Siento que se le ningunea deliberadamente. ¿Será porque Servando González es un pecador para la jungla cultural? No es un secreto que trabajó para el poder, para Díaz Ordaz (a quien calificó de héroe por “salvar” al país en el 68), para Echeverría (quien le ordenó filmar la matanza y tiempo después le dio un hueso durante su gobierno).
Si ese es el motivo, habrá que esperar el día que sea perdonado. Un día de estos se le redescubrirá. Un día de estos.
fue una gran sorpresa descubrir que el director de viento negro (pelicula que me gusta muchisimo desde muy chica) sea el mismo que filmo los acontesimientos de tlaltelolco, la mente humana es todo un laberinto donde horror y muerte pueden coexistir con la bellesa y creacion. sea pues una refleccion a esta interesante persona una de muchas que murieron saviendo tanto sin querer trasmitir su conocimiento para mejorar a la humanidad.
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