Por Joaquín Peña Arana
Posiblemente en algún momento les ha tocado conocer a alguien que gusta de llamar la atención y quiere sorprender con una anécdota interesante, el detalle es que cuenta lo mismo pero a diferentes personas, como quien repite un discurso, quizás porque no tiene algo más sólido en el morral. Por supuesto espero no sea el caso de Guillermo Arriaga. Tuve oportunidad de ver algunas de las entrevistas que ha dado en ocasión al estreno en nuestro país de Fuego, cuyo tíulo original es The Burning Plain (La Planicie en Llamas) y en al menos dos contó lo mismo.
Si mal no recuerdo dijo que había ido a dar un taller a Los Ángeles (me parece) y un director escribió en el guión que le mostró algo así como “y ahora los actores entran e improvisan”. Y era todo. Extrañado, le preguntó al respecto y el director le dijo “sí, que improvisen, como en Amores Perros”. Para las ´pulgas de Arriaga. Inmediatamente – y supongo que hecho una furia aunque eso no lo especificó en las entrevistas – le aclaró que cada línea había sido escrita por él. “Ah caray, yo pensé que habían improvisado, como se ve tan natural”.
Fuego es la primera de Arriaga como director. Acostumbro no enterarme de la trama y procuro no leer mucho de la película para estar abierto a lo que veré en la pantalla pero, aquí en particular, hay algo de expectativa. ¿Qué veremos? ¿Se repite otra vez el azar como factor que entreteje a personajes disímbolos y alejados entre sí? ¿Será una variante de Amores Perros, Babel o 21 Gramos, con flashbacks de dar miedo y diálogos revueltos a diestra y siniestra para evidenciar originalidad y seso intelectual? Correcto, no olvidemos que no se dedica a hacer guiones fáciles de consumo hollywoodense, hay que ir preprados. Habrá que estar pendiente para verla, especialmente su duración en cartelera, aquí donde vivo apenas acaba de llegar la de Diego Luna, Abel, y las películas de esa especie muy a fuerza duran la semana.