domingo, 13 de febrero de 2011

CIUDADANO KANE…una brillante obra maestra con un pequeño e insignificante error




    Por Joaquín Peña Arana 




   ¿QUEEEÉ?  ¿Pero quién osa hacer señalamientos a la película que por décadas ha sido considerada como la mejor del mundo?  ¿Cómo es posible semejante sacrilegio? ¿Se trata de otro atormentado émulo de cineasta que, al ver frustadas sus aspiraciones, se desahoga martirizando las películas que ve ocultándose en el ropaje de crítico de cine?
¡Uf! Afortunadamente no. Yo solo soy alguien que ama al cine por sí mismo. Y cuando amas a alguien, le llegas a aceptar con sus virtudes…y defectos.

Para empezar, no queda duda: “Ciudadano Kane” representa uno de los mayores aportes a la creación cinematográfica de todos los tiempos.  En 1941 Orson Welles tenía 26 años pero era ya un monstruo de la creación artística en toda la extensión de la frase.  Dos años antes había paralizado a Nueva York con su audaz montaje radiofónico de “La Guerra de los Mundos” y sobresalía en  la escena teatral neoyorquina.  Con esa fama a cuestas llega a Hollywood donde lo recibió la RKO con un jugoso y ventajoso contrato para realizar películas. Habiendo tantos temas, Welles escogió plasmar en la pantalla una especie de indirecta biografía de uno de los poderosos y temidos hombres de la época: el magnate del periodismo William Randolph Hearts.

¿Qué hace tan especial a “Ciudadano Kane”?  Quizás contribuyó a ello la audacia de Orson Welles y  su novatez en el ámbito del cine.  Todo le era nuevo ¿qué podía perder? Con el apoyo de un genial fotógrafo como Greg Toland y el guión que escribió con Edward Mankiewicz, la película utilizó recursos nunca antes vistos: uso de lente angular, disolvencias insospechadas para ligar escenas, “techo” en las escenografías, colocar la cámara en ángulos inverosímiles.   La fuerza narrativa de la película para reconstruir la vida del ficticio  Charles Foster Kane sigue impulsando hasta hoy a no pocos que ven en la obra cumbre de Welles una inspiración.

Entonces, ¿en qué radica el “error” del que tanto hablas, Joaquín?

La película inicia con la muerte de su protagonista. Charles Foster Kane agoniza, pero antes musita una palabra: rosebud. De su mano cae una esfera de cristal que simula un paisaje nevado. La esfera se rompe. Entra una enfermera. Le toma el pulso. Comprueba que ha muerto y lo cubre.  El resto de la película es la lucha de un periodista por descubrir qué era “rosebud”. Repetidamente se insiste en que esa fue la última palabra que dijo Kane antes de morir…pero en realidad no había alguien en la habitación que la hubiera escuchado. Cuando pronunció “rosebud” Kane no lo dijo en voz alta, apenas lo balbuceó. La enfermera no estaba en la habitación, entró después, atraída por el ruido.

¿Cómo saben todos que fue la última palabra si nadie la escuchó?

Bueno, un error lo comete cualquiera. Hasta Orson Welles.





 (Publicado originalmente en el periódico El Mañana de Matamoros en la primera semana de octubre del 2006)


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