Por Joaquín Peña Arana
Lo que me inquietó, en el momento en que la ceremonia del Ariel se dirigía a la etapa final de su quincuagésima tercera edición, fue la voz de alarma emitida por su presidente Carlos Carrera. Eso de especular que a la Academia le quedan “horas de vida” y “está en riesgo” por las diferencias entre sus miembros y la falta de independencia económica no suena nada tranquilizador.
¿Nos podríamos quedar sin cine mexicano?
Vamos por partes. Su nombre completo es Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográfica, AMACC para la raza. Fue fundada en 1946 por creadores de la época (Celestino Gorostiza, Raúl de Anda, Fernando Soler, Tata Nacho, Gabriel Figueroa, entre otros tantos). Su misión (o espíritu, así lo llaman) es “promover la difusión, la investigación, la preservación, el desarrollo y la defensa de las artes y ciencias cinematográficas”. Desde 1998 están al frente de ella creadores cinematográficos. Jorge Fons fue el primer presidente del comité coordinador, y con él, Pedro Armendáriz, Victor Hugo Rascón Banda, Diana Bracho y Patricia Reyes Espíndola. Pedro Armendáriz pasó a ser presidente en el 2006 hasta el 2010. Carlos Carrera es quien la preside actualmente.
Algo pasa. Y grave. O sólo que la grilla interna esté demasiado gruesa. Porque de otro modo, no vendría al caso lanzar la advertencia.
No quiero dejar de comentar la ceremonia de esta ocasión. De alguna forma, su falta de glamour y las continuas fallas técnicas, de coordinación y ritmo, se compensan al convertirse en la fiesta público-privada de quienes hacen cine en nuestro país. Un acierto, sin duda, que Jesús Ochoa estuviera al frente de la conducción (ojalá así hubieran estado Anne Hathaway y James Franco). ¿Y alguien tiene duda de cuál es la película del año? El puritito infierno. Damián Alcázar se lleva otro para su casa, excelente. Debería ser noticia internacional que derrote a Bardem pero en España y en otros países no parece preocuparles tanto De hecho, la nota fuera de nuestro país fue que una película sobre narcos y violencia le gane a “Biutiful”.
Hay muchas cosas más que apuntar de esa noche (Jorge Fons, Ofelia Murguía, Felipe Cazals, “Abel”, Diego Luna, “Año Bisiesto”, Joaquín Cosío, “Las Buenas Hierbas”, Ofelia Medina, Rodrigo Prieto, ¡y el descubrimiento del “sapo”, uno de los más grandes secretos del cine nacional!) pero falta espacio y las notas de prensa que circularon no hacen justicia a la velada. Ya veremos qué ocurre el año venidero. Ojalá que la comunidad cinematográfica mexicana vuelva a reunirse y haya películas a las cuales premiar. ¿O qué ganamos con la desaparición del cine hecho por los nuestros?
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