lunes, 20 de junio de 2011

TRUMBO






   Por Joaquín Peña Arana


   Lo confieso: yo tampoco sabía quién carajos fue Dalton Trumbo hasta hace unos días en que vi el documental del mismo nombre que detalla su vida y el turbulento periodo de la cacería de brujas desatada en Estados Unidos durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.  En ese entonces, la gente de Hollywood se volvió atractiva para el Comité de Actividades Antiestadounidenses en su búsqueda de comunistas infiltrados en la sociedad de ese país.

   Trumbo fue escritor y guionista. Uno muy bueno, sobresaliente en su época. Pero se negó a testificar cuando el Comité lo mandó a llamar. Suena simple, pero  eso le trajo consecuencias. Una de ella fue estar 11 meses en la cárcel  (¿poca cosa?, intenta pasar dos día en una a ver si te parece divertido).  Hay que tomar en cuenta que – hasta donde se sabe - no mató a alguien ni estafó, robó, colocó bombas, ni invadió ilegalmente algún país. 

   Trumbo  formó parte de los Diez de Hollywood (The Hollywood Ten), un grupo de profesionales del cine que fueron señalados por tener algún tipo de vínculo o simpatía con el Partido Comunista Americano (suena alucinante pero En Estados Unidos, efectivamente,  hay un partido comunista; medio dando tumbos y casi en el olvido, pero existe). Públicamente, los jerarcas del cine anunciaron que no le darían trabajo a los diez implicados. Si no le suenan los nombres de Herbert J. Biberman, Lester Cole, Edward Dmytryk, Ring Lardner Jr., John Howard Lawson, Albert Maltz, Samuel Ornitz, Adrian Scott, Alvah Bessie y Trumbo, es porque este episodio histórico casi los condenó al olvido.

   Se nota a leguas que el documental fue producto de mucho esfuerzo y cariño. Su formato y la intervención de grandes actores (Michael Douglas, Paul Giamatti, Liam Neeson) dramatizando algunas de las cartas que Trumbo escribió en momentos representativos de su vida le otorgan originalidad, ritmo y contexto. 

     El día menos pensado le puede pasar lo que a mí: husmear en un botadero de películas y encontrarse Trumbo costando casi lo mismo que un Snicker. Pero ver este documental es un homenaje a este y otros hombres que estuvieron a punto de sucumbir a la locura persecutoria de un gobierno y nos lleva a no olvidar lo que ocurrió, alguna vez, en el país de la libertad de expresión.








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