Por Joaquín Peña Arana
Durante un viaje vi una película cuyo título sonaba simplón: Las Flores del Cerezo. Me bastaron unos cuantos planos, notar su ritmo lento y ver que estaban en Alemania, para dictaminar de volada que era una película de cine club. Me pregunté “¿y esto cómo se coló en el autobús?”.