lunes, 25 de julio de 2011

¿QUÉ ONDA CON JARED LETO?




   Por Joaquín Peña Arana

   Y no es que me lo quiera llevar para la casa o lo admire con locura y pasión. Sí, es el tipo guapo, ojitos azules, flaco, carita: tiene todos los atributos de sex symbol como para dedicarse a hacer películas en serie nomás por generar taquilla.  ¿Qué hace un tipo así en Réquiem por un Sueño o en Chapter 27?

  En el mundillo del rock es conocido por fundar, con su hermano, el grupo 30 Seconds to Mars. Según leí por ahí, precisamente para impulsar su carrera musical se mudó a Los Ángeles allá por 1992, pero también empezó a actuar.  Le fue bien. Apareció en una serie, My So-Called Life, la cual pegó bien pero duró únicamente 19 episodios. Como que fue un buen impulso para Leto porque en los siguientes cinco años actuó en 13 películas, ¿les suenan títulos como Basil, Urban Legend, La Delgada Línea Roja, El Club de la Pelea, Inocencia Interrumpida?

   Lo de 30 Seconds to Mars se dilató un buen, hasta el 2002 sacaron su primer disco, pero dos años antes, salió al mercado la película Réquiem por un Sueño. ¿Recuerdan?, los de mi edad o mayores seguro evocan que, en su momento, era la película no comercial o tipo cine de arte que era obligado ir a ver.

  En el ambiente de la crítica cinematográfica existe la etiqueta “artesano” para referirse al director de cine que se dedica exclusivamente a hacer películas sin esperar fama o trascendencia, por pura chamba, ¿hay algo semejante para etiquetar a los actores? ¿Leto es una especie de tipo que si no hay más o no tiene otra cosa qué hacer lo llaman para actuar? Alguna vez escribí sobre  El Asesinato de John Lennon (Chapter 27) y mencioné en su momento su impresionante metamorfosis para encarnar a Mark David Chapman  (engordó 30 kilos). ¿Hubo premios y reconocimientos? No, tan sólo una nominación en el Festival de Zurich.

   Me ocupo de Jared Leto porque así como él, hay una jungla de actores, actrices, directores, en fin, profesionales del medio que no creo estropeen ni estorben. Contribuyen. De vez en cuando hay que voltear a verles.





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