domingo, 18 de septiembre de 2011

EL ESTUDIANTE




Por Joaquín Peña Arana


De alguna manera, Jorge Lavat se reencontró con esta película.Tenía algo así como 35 años de no pararse frente a una cámara de cine.  

Lavat hizo varios filmes pero fue más conocido en el setenta y ochenta como galán de telenovela. Fue exitoso, mucho. Y muy famoso. Pero como la vida misma, este medio maldito de pronto arrincona a quien ya no le sirve. Lavat se acopló a los signos de la edad y, hasta donde tengo entendido, no hizo el ridículo intentando interpretar papeles que ya no eran propios de su madurez.
Le perdí la huella mucho tiempo hasta que lo vi en una gran telenovela, La Vida en el Espejo, de 1999. Luego, pasaron años.

Volví a saber de él en el 2009 por una película cuyo título no parece decir mucho: El Estudiante.
¿Qué se puede imaginar uno cuando la sinopsis habla del lugar común? Un hombre de edad decide inscribirse en una universidad.  De ahí en adelante parece que el asunto va a la simpleza y la obviedad. Pero no.

El Estudiante es una película que conmueve.

Jorge Lavat encarnó espléndidamente a ese hombre quien todavía busca una realización personal y, a la par, vive las vidas del grupo de jóvenes que apenas despiertan a los quebrantos del amor y el desamor.  El Estudiante es el tipo de película que bien podría pasar como cine familiar, superación personal o para proyectarla ante estudiantes de secundaria. En sí, está pensada de ese modo, una forma sencilla pero espléndida de contar las historias con el magnífico ambiente de las calles y rincones de Guanajuato.

Roberto Girault tiene buena mano. El trabajo de ambientación, música, cámara, sonido, todo está bien. Es posible que Girault nos siga sosprendiendo. Empezó bien, muy bien.

En cuanto a Jorge Lavat, yo todavía lo recuerdo en esa entrevista cuando Jacobo Zabludovsky lo invitó a su programa de radio para promocionar El Estudiante. Lloroso, externó lo conmovido que estaba por haber hecho esa película. 

Jorge Lavat murió hace unos días, el 14 de septiembre.

Debí ocuparme de El Estudiante antes y no esperar a que la muerte me recuerde algunas cosas.






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