Por Joaquín Peña Arana
Lo diré con las primeras pocas palabras que se me vienen a la mente: es la típica película rompemadres que te dejará marcado para el resto de la vida. No importa qué opines sobre ella, la recordarás por siempre.
“Basura”, “bodrio”, “sobrevalorada”, “estúpida”, “aburrida”, uf, los calificativos faltan. Ya había oído algunas referencias semejantes. Entonces, ¿qué hacía yo sentado en la sala cinematográfica? ¿Qué pensé justo en el momento en que habían pasado 15 minutos de escenas aparentemente inconexas? Me acordé de esa conductora cabeza hueca que vi en un canal de noticias que afirmó haberse salido del cine justo cuando había pasado ese tiempo y calificó El Árbol de la Vida como una de las peores películas del año. Pero también me acordé de Stanley Kubrick y me regocijé. ¿Será esta la sensación más cercana a la de haber visto 2001 en su momento?
“Basura”, “bodrio”, “sobrevalorada”, “estúpida”, “aburrida”, uf, los calificativos faltan. Ya había oído algunas referencias semejantes. Entonces, ¿qué hacía yo sentado en la sala cinematográfica? ¿Qué pensé justo en el momento en que habían pasado 15 minutos de escenas aparentemente inconexas? Me acordé de esa conductora cabeza hueca que vi en un canal de noticias que afirmó haberse salido del cine justo cuando había pasado ese tiempo y calificó El Árbol de la Vida como una de las peores películas del año. Pero también me acordé de Stanley Kubrick y me regocijé. ¿Será esta la sensación más cercana a la de haber visto 2001 en su momento?
Terrence Malick es el tipo de cineasta de poca producción pero cuyo nombre se sabe colar muy bien en el mundillo cinematográfico. Cuando llevó El Árbol de la Vida al Cannes de este 2011 se supone que le iría del nabo pero al final de la competencia ¡ta-rán!, se llevó la Palma a su casa.
¿Qué es El Árbol de la Vida? Lo que queramos que sea. Un discurso sobre el existencialismo, una tragicomedia sobre el modo de vida estadounidense, el desperdicio de mi tiempo y el tuyo y el de 139 minutos de nuestra vida.
Para películas como El Árbol de la Vida y 2001 qué bueno que hay reseñas que le ayuden a uno a saber ciertas cosas. ¿A poco solitos vamos a saber que el astronauta hace un viaje astral después de aniquilar a la HAL 9000? De la misma forma, una reseñita aquí, un resumen allá, un buen wikipediazo más acá, me dan un poco más de información. “Ahhh, Sean Penn es el hermano mayor”, “ahh, el hermano menor es el que se murió”. ¿Y de qué se murió? ¿Y por qué le avisan a la familia con un telegrama? ¿Y Brad Pitt de papá de Sean Penn? ¿Y de todas las ciudades posibles por qué Waco? Sí, es el tipo de preguntas que se quedan en el aire pero, la verdad, qué importa.
¿Reproche a los actores? Ni uno. Para mí sobresale Jessica Chastain pero porque su papel le exige más que a Brad Pitt. También, ese joven Hunter McCraken, mini Elijah Wood que quizás nos sorprenda en el futuro. Pitt es el gancho de taquilla pero, híjole, cuántas de sus fans salieron decepcionadas por no salir de sexy o en paños menores. Demuestra que le gustan este tipo de proyectos y se arriesga a ellos cuando podría estar quitado de la pena con Angelina paseándose en la Riviera francesa ( ya que hablamos de Francia, ¡por favor!, con todo lo respetable que el señor es, si Leonardo García Tsao siente que sufre demasiado cada que va a Cannes quizás ya sea tiempo de pasarle la estafeta a alguien más).
El fin. El Árbol de la Vida posiblemente sí sea una película sin sentido y Malick un pedante. No sé si pueda volver a ver esa película, no está diseñada para verla en la sala de la casa. Ya la vi en el cine. No necesito más.
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