domingo, 25 de diciembre de 2011

¿DÓNDE ESTÁ LA ATALANTE?





Por Joaquín Peña Arana

Debió ocurrir en algún momento cuando estudiaba en la universidad.  Lo único que recuerdo es que la primera referencia debí verla en un libro que escribió Leonardo García Tsao sobre cómo comprender esto del cine.

L´Atalante aparecía en una lista de 1992, la de Sight & Sound. Esa referencia fue más que suficiente para rentarla en el videocentro donde la localicé en aquel entonces. Me pareció extraña y un tanto monótona, no una mala película, pero sí me quedó la sensación de ¿por qué le hacen tanta fiesta? A mis 24 años me faltaba mucho cine por ver. Mucho por aprender.

Con el tiempo, me encontré que L´Atalante desapareció de la lista de Sight & Sound. 

Un poco de historia: Sight & Sound es una revista que se publica desde 1932 y es editada por el Instituto de Cine Británico (BFI). Desde 1952 realiza una encuesta cada década donde pide a expertos una selección de los mejores filmes del mundo.  L´Atalante fue incluida en 1992 pero para el 2002 desapareció.  Con ello, tal parece, volvió otra vez a ese extraño anonimato de las películas que sólo unos cuantos iluminados conocen y admiran.

Cómo me encantaría volver a verla. Sí, he tenido decepciones con ciertas películas pero no me pretendo totalmente cerrado a la segunda oportunidad. Me dijo alguien alguna vez “la primera impresión jamás se olvida” y es verdad, pero para mí no necesariamente es fundamental.

Volvamos a Sight & Sound y sus listas de las imprescindibles.  ¿Dónde están, cómo verlas? ¿Dónde encontrar Louisiana Story, Avaricia de von Stroheim, Breve Encuentro de David Lean? ¿Dónde están Cuentos de la Luna Pálida de Mizoguchi, L´Aventura de Antonioni?  Y ya no digamos las que encabezan la  lista, no en todas partes se puede uno tropezar con Juana de Arco, La General de Buster Keaton o La Regla del Juego de Jean Reonir.

Hay tantas películas que me sigue pareciendo arriesgado reducir lo mejor de lo mejor a unos cuantos títulos pero, bueno, de momento no puede ser de otra forma. Los criterios cambian conforme pasa el tiempo. ¿Por qué, por ejemplo, no aparecen Metrópolis o Napoleón de Abel Gance? 

Quizás la preservación del cine hasta donde sea posible no sea una labor estéril y valga la pena buscar, localizar y difundir.  Yo, por el momento, tengo el antojo de navegar y buscar mis sueños a bordo de La Atalante.







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