domingo, 12 de febrero de 2012

TRAS LONDON AFTER MIDNIGHT





Por Joaquín Peña Arana



Bendita costumbre de tomar hartas fotografías cuando se realiza una película.

Entiendo que en el ambiente a eso se le llama “foto fija”.  Hay varias definiciones, pero se puede definir como el proceso de hacer una foto de la filmación, de preferencia en el mismo ángulo de una toma ya realizada, para que la foto se vea igualita a la escena que aparecerá en la película.
 
A la hora de intentar reconstruir una película, resultó una gran virtud.

Ya he hablado sobre London After Midnight: la proclamada película muda perdida más famosa del mundo. En su rastreo hay de todo, desde curiosos carteles en español hasta unos chavos que formaron un grupo con ese nombre, “se escucha cool, ¡vamos a hacernos llamar así!”. 

Pero ¿qué tipo de película era? ¿Era buena, un churro, estaba en  la medianía de las otras películas de Lon Chaney? ¿O es mejor que jamás lo sepamos?

Hay quienes han intentado resolver ese misterio de varias formas. Por ejemplo, echarle un vistazo al guión es una opción. Pero por mucho que Guillermo Arriaga tire patadas y haga berrinches, el guión a simple vista no dejan de ser un montón de papeles a los cuales nuestra imaginación le puede dar vida en la mente…pero nada  más. Ahí es donde entra el esfuerzo que realizaron en Turner Classic Movies, el TCM.

En el 2002, apoyándose con decenas de fotos fijas, se realizó un intento de recrear la película.  El argumento es, digamos, sencillo: un hombre es encontrado muerto, tiene una nota de suicidio y cinco años después el misterio es resuelto.  Se le encargó a un experto, Rick Schmidlin, la reconstrucción. Dicen los que saben que fue bien recibida por los conocedores. El papel de Lon Chaney no parece muy lucidor, de hecho hace dos papeles. Eso sí, su vampiro es memorable (dicen que fue la segunda ocasión en que aparece uno en la historia del cine, el primero fue el siempre insuperable Nosferatu).

La película original sigue perdida. ¿Estará en alguna parte? Yo pienso que sí, en algún rincón, donde menos se espere. De repente brotan por ahí posibles versiones de fragmentos recuperados, ¿cómo saber si son reales o no? En tanto, para los interesados en el cine silente y en Lon Chaney, el acercamiento a la versión de TCM es una opción.  





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