Por
Joaquín Peña Arana
Lo
que arruinó a George Valentin no fue el sonido sino su arrogancia.
Ese
es mi punto de vista y con mencionar el dato no creo adelantar demasiada
información sobre la trama. El trailer ofrecía la historia en síntesis: ascenso
y caída de una estrella de cine. Así, nada más. ¿Has visto cualquiera de las
versiones de Nace Una Estrella?, pues va por ahí.
¿Entonces,
cuál es el encanto de The Artist? Para mí, el desafío, la audacia, las ganas de
sacar el proyecto de una película muda realizada en el siglo XXI y recreada con el estilo y ambiente de
1927. Cuando la fui a ver ya estaba
preparado para escuchar el clásico “no se oye” pero no; los asistentes
aguantaron vara y no vi gente salir despavorida. Mel Brooks hizo un experimento
similar en 1976, Silent Movie, pero se sobrentendía que era una parodia.
No hay tacha en The Artist. Jean Dujardin, Bérénice Bejo, James Cromwell, John
Goodman, Penelope Ann Miller, todos y todas con exactitud y esplendor. La música de Ludovic Bource es viajar a los
veintes (aunque haya tenido bronca por tomar un poco de Vértigo) y claro, cómo
me puedo brincar a Uggie, el amigo fiel de George Valentin (¿otra evocación a
la nostalgia? Puede ser). Me sigo
preguntando qué hacía ahí Malcolm McDowell pero bueno, no está mal ver que
sigue activo.
Decía
en un principio: a George Valentin lo hundió la arrogancia. Hay historia en The
Artist, no sólo es la brecha generacional sino también la incapacidad de
adaptación. Valentin se enfrentó al paso del cine mudo al sonoro, ¿qué enfrentamos
ahora? No hace mucho escuché decir que si alguien no sabe utilizar una
computadora es un analfabeto tecnológico.
Recuerdo a aquel colega que me encontré en la calle, hace unos años;
batallaba para encontrar trabajo “pero a donde voy quieren que use computadora,
yo sólo sé escribir a máquina”, me dijo. No he sabido de él últimamente.
Ya para terminar, ¿perdura una película como The Artist, no será
flor de un día? Habrá que ver si en cosa de 10 o 20 años la pasen en
festivales, el cine club o en la tele.
Ojalá no se nos vuelva Gandhi o Gente como Uno, entre otras tantas que
de ser las grandes ganadoras de premios pasaron al olvido, y eso que son
sonoras y a colores.
Bien
dicen que, a veces, duele más la indiferencia. George Valentin
sabe de eso.
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