Por
Joaquín Peña Arana
No
lo puedo evitar: por muy chafa o maravillosa que sea la película, sentarme en mi butaca y ver esas letritas Windsor
blancas en fondo negro me provocan placer.
¿La
película? Ah, sí. Woody Allen, digan lo
que digan, posee todavía el suficiente temple para ofrecer una buena película
al año. Ni algo revolucionario ni tampoco mediocre. Sólo eso, un buen producto,
pero muy Allen, muy él, muy a su estilo o al actual periodo por el que
atraviesa. ¿Se puede cuando alguien se acerca a los 80 años? Pues así parece.
Porque
De Roma con Amor es una comedia existencialista de esas que le ha dado por
hacer de un tiempo a la fecha. Nada de triángulos apasionados tipo Vicky Cristina
Barcelona o viajes ultradimensionales como en Medianoche en París. De Roma con Amor se siente estereotipada, a
propósito (¿alguna duda que filmaron en Italia?). Lo importante es qué le pasa
a quienes protagonizan las cuatro historias.
Para Allen no hay límites. Puede contar desde el punto de vista de
jóvenes, adultos y maduros. Y además decidió volver a actuar ¿Actuar? Está
haciendo al mismo neurótico de costumbre pero, bueno, por mí no hay fijón.
Me
impresionan sus guiones. En cada frase
una sentencia, una epifanía, un axioma. El resto es entregar un trabajo impecable. Allen no necesita de grandilocuentes
movimientos de cámara y costosísimos efectos especiales. Un buen equipo, buen guión, buenos actores y
buena musicalización. Con eso basta. Ah, y alguien que no se olvide lo de las letras Windsor en fondo negro.
¿Y
qué onda con la película? Es, de nueva cuenta, una incursión a los laberintos del amor, la
felicidad, la satisfacción personal, el desencanto. El cuento de nunca acabar. Me gustó el plano-secuencia inicial, rompe con sus
entradas tradicionales. Allen presenta nuevamente a sus actores y actrices sin
espectacularidad. Igual de importante es Penélope Cruz y Roberto Benigni que Jesse Eisenberg o Ellen Page. Hasta siento que
los personajes estuvieron más trabajados que en Conocerás al Hombre de tus
Sueños. Woody juega con nosotros. ¿Qué estamos viendo, fantasía o realidad? ¿El
personaje de Alec Baldwin es real o no? ¿El episodio del sepulturero es farsa o
burla? ¿Cuántos días estuvo la maestra con el mismo vestido? Pero qué más da.
Me
gustan las de Allen. Sus películas, me refiero.
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