domingo, 26 de agosto de 2012

DUELO (DUEL)




Por Joaquín Peña Arana


Hace mucho tiempo…en una galaxia muy lejana… donde no había encuentros cercanos, tiburones, listas, soldados ni extraterrestres cabezones, hubo una vez una película a la que los seguidores de Steven Spielberg le rinden culto.  

Es considerada su primera gran película. Eso dicen los que saben.  Duelo (o El Diablo sobre Ruedas o Reto a la Muerte, como también se le conoce) fue un telefilme, una película para televisión, pues. Antes de HBO era común que las cadenas estadounidenses encargaran sus propias películas, hubo mucho de eso en los años setenta. Spielberg tendría unos 25 años más o menos. Clasificarla está en esperanto, algunos ven un drama, otros un thriller, unos más una película de acción. Es un poco de todo.

Quizás por eso se siente tan genial.

Spielberg demostró su pulso firme para la dirección,  fue el albor de los recursos estilísticos que desembocaron en futuros proyectos (algunos ven en el tráiler una representación primitiva del tiburón que vendría después).  El uso del suspenso a través del hábil recurso del montaje, la música y claro que los tiros de cámara y las locaciones escogidas, permitieron incrementar la sensación de soledad del atribulado protagonista y su asfixiante sentimiento de sentirse perseguido.

Ayudó mucho la elección de Dennise Weaver, hombre de estadounidense aspecto común (seguro los de mi generación lo recuerdan por la serie McCloud. Ándale, ya sabes quién es).

A Robert Rodriguez le ocurre que, pese a todas sus multimillonarias y películas, la única que algunos respetan es El Mariachi.  Así ocurre más o menos con Spielberg (toda proporción guardada).  Los fans quieren a Duelo, le tienen cariño.

Dicen que Spielberg no ha vuelto a filmar así desde entonces.     




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