domingo, 9 de diciembre de 2012

METAL Y HUESO (DE ROUILLE ET D´OS)





Por Joaquín Peña Arana

Estoy convencido, después de ciertos años, que las cosas no son lo que parecen. Y por “cosas” me refiero a todo: objetos, acciones, personas. Todo.  No hay absolutos. Eso tiene que ver con el transcurrir de la trama de Metal y Hueso.

¿Con quién te vas a quedar al final o principio de tu vida? ¿En dónde termina una etapa e inicia otra? ¿Estamos preparados para que, de un mordisco,  nos arranquen lo que conocemos y gozamos o, qué tal al revés, qué tal si la oportunidad de vida que jamás esperamos la topamos de frente?

Porque la vida de Stephanie, antes del accidente, parece de ensueño, excepto porque no sabe elegir a sus parejas. Eso de formar parte de un espectáculo de ballenas orca suena chidísimo. ¿Por qué no tuvo cabeza para dejar a tiempo a un patán que le daba vida de infierno?

Y si de patanes hablamos, ¿Qué inspira Ali? A primera vista no parece el mejor partido: carga para todos lados con su hijo de cinco años, no es sensible ni cariñoso.  Lo único que sabe hacer bien es agarrarse a guamazos.  Es testarudo. No sabe qué hacer con su vida ni cómo ordenarla.  ¿Un hombre así y una mujer que perdió sus piernas es la combinación ideal?

El sentido que le doy a Metal y Hueso es que la vida es así.  Te quita y da.  Buscas y encuentras lo que te propones o, por el contrario, la recompensa es lo que menos esperas. Ahí tienen a Stephanie. Llegado el momento, encarrilada como estaba en la recuperación, aceptó que de pronto todo había cambiado. Ya no era la misma, ni física ni anímicamente. “¿Ésta es mi vida, ésta?, pues a darle, entonces. A tatuarse, vestirse de cuero y seguir. No hay marcha atrás”.  Ali, tan duro, tan aparentemente insensible al amor, es capaz de destrozar sus manos en el hielo y decirle a Stephanie la frase que lo define todo. Todo.

Podría terminar aquí pero quiero nombrar a quienes construyeron Metal y Hueso. Es bueno saber que el director es Jacques Audiard (habrá que busca la de Un Profeta, dicen que está buenísima), Ali es intepretado por Matthias Schoebaerts y Marion Cottilard - quien alguna vez fue Edith Piaf - es Stephanie, la entrañable Stephanie.




1 comentario:

  1. no he visto esta película, pero lo haré a la primera oportunidad, aunque creo que me hará llorar. No entiendo por qué muchas veces, las mujeres inteligentes no sabemos dejar a un patán a tiempo...

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