Por
Joaquín Peña Arana
Si
eres fan de la Anatomía de Grey – o Grey´s Anatomy o simplemente Grey – seguro te
tocó conocer y compartir la turbulenta vida de Izzie Stevens. Pobrecilla. Sufrió tanto y lo único que
quería era ser doctora y ser feliz.
Cuando
fue contratada para interpretar al personaje, Katherine Heigl ya llevaba camino
en la farándula. Empezó a los 12 años. A los 14 participó en su primera
película y de ahí en adelante su carrera se nutrió de papeles de lo más
diversos en la tele y en el cine, pero fue hasta en 2005 - cuando se integró al
elenco de Grey - que Katherine se nos fue a los cuernos de la luna.
Y
es que ¿cómo no quedarse con esa sonrisa alegre y vivaracha, esos ojos bellos,
un cuerpazo y así de grandota? Claro, además, ofreció capacidad de sobra para
interpretar el personaje. Le fue tan bien que le dieron premios y nominaciones,
apareció en la portada de quien sabe cuántas revistas y su popularidad creció y
creció y creció. Mientras estaba en la serie siguió haciendo películas, algunas
taquilleras, otras no tanto, pero todo iba de la mano con el éxito de Grey y el
impacto de ser Izzie Stevens. Ya la veían como la nueva Audrey Hepburn. Iba a
ser la rival de Anne Hathaway en ver quién era más bella y querida. Su nombre
se volvería emblemático, como decir Elizabeth Taylor, Brigitte Bardot o Raquel
Welch.
Y
de pronto…el horror…el horror.
Según
dicen, se quejó abiertamente de los guionistas de Grey, que su personaje había
perdido peso. Algo así. Eso fue en el
2008 más o menos. Para el 2010, salió de la serie (ella dijo que para dedicarle
más tiempo a la familia). De ahí en
adelante, hasta la fecha, no le ha ido tan mal, hace al menos una película al
año y pues debe tener otras chambitas que le permiten estar en la jugada, pero
de la súper estrella que iba a cautivar nuestros sentidos…nada.
Quizás
para Katherine Heigl no todo esté perdido. Quizás no sea este su momento o
venga algo mejor en el futuro. Ahí tiene a su colega Patrick Dempsey, quién iba
a decir que de chico calenturiento se convertiría en el sueño erótico de miles
de féminas. O qué tal Robert Domney Jr.,
él sí estaba en la lona y resurgió cual ave Fénix.
Ya
veremos cómo le va o si, por el contrario, nos tengamos que quedar con el bello
recuerdo de aquella rubia que alguna vez quiso ser doctora.
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