domingo, 7 de abril de 2013

BIGAS LUNA






Por Joaquín Peña Arana


Si le hubiera contado a Bigas Luna cómo fue mi primer acercamiento a su forma de hacer cine.

Estaba recién llegado a la ciudad que habito, allá por 1993. No había tantas salas cinematográficas pero, eso sí, tenían un cine dedicado totalmente a cine porno. Estaba a media cuadra de la plaza principal (desde la esquina se puede ver la catedral).  Pero no me quiero ocupar de ese cine, sino de otro, cuyo nombre he olvidado pero lo tengo presente por el acontecimiento cinematográfico que significa para mí.

Ocurrió que, no recuerdo cómo ni por qué, me enteré del título de una película de esas que hay que ver si se es cinéfilo: “Jamón Jamón”, dirigida por un tal Bigas Luna. El puro nombrecito sonaba prometedor. Total, que caminando por ahí vi que un vetusto cine, ubicado a un par de cuadras de la plaza principal, la estaba exhibiendo.

Por dentro, el cine se caía a pedazos. No había venta de palomitas ni refresco. Es más, no vendían golosina alguna. En la antesala, solo hombres. En silencio. Distantes. Tardé unos minutos en entender que, donde me encontraba, era el cine porno que le hacía competencia al otro cine porno.

“Jamón Jamón” fue exhibida aquí, donde vivo, no como un producto del nuevo cine español o de cine de arte o cine de propuesta o la etiqueta que quieran ponerle, sino como puro y llano cine porno.  La película me pareció buena, quizás algo disparatada pero eran los tiempos de cine a la Almodóvar y otros semejantes. No me extrañé ni me espantó lo que vi en pantalla.  Recuerdo claramente la escena de Bardem mientras torea desnudo. No olvidé esa mirada profunda que le caracteriza, como tampoco lo delgada y sensual que me pareció Penélope Cruz. Con el tiempo los volví a encontrar en otras películas. Les identificaba como“ah, son los de Jamón Jamón”.

No volví a ver otra película de Bigas Luna aunque sabía que, no solo en España sino en la cinematografía mundial, era un tipo respetado y querido. Dicen que tipos como él hacen la gran diferencia entre erotismo y pornografía. Quienes le conocieron, aseguran que le gustaba gozar la vida, amarla, chuparle el jugo donde lo tuviera.

Para mí, ahora, es reiniciar un aprendizaje y saldar la cuenta pendiente con Bigas Luna. 


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