domingo, 5 de diciembre de 2010

EL INFIERNO






     Por Joaquín Peña Arana

     Cierto es que batalló para la distribución de su película y le pusieron peros a la campaña de publicidad pero como que Luis Estrada se pasó en eso  de dárselas de censurado o cosas así. ¿A poco pensó que el gobierno le iba a aplaudir eso de “Nada Qué Celebrar”?

El guión fue muy bien trabajado pero tiene sus bachecillos: no está de creerse la extremada candidez del paisano que regresa a su pueblo natal sin una idea de la realidad del país, ¿acaso habitaba una burbuja de inocencia en Estados Unidos antes que lo deportaran?  Recordemos también que, contra lo que se afirma,  el Benny no se metió de narco orillado por el hambre o la falta de trabajo sino por sacar de un apuro a la morra que conoció en la cantina.  El resto es, pues, una gran película.

Sí, resultará incómoda por la plaga de estereotipos, la violencia gráfica, el sexo, etc. etc. etc.,  pero detrás hay un gran director. La película es un derroche de producción, no hay acartonamientos ¿Y alguien le pone tacha al elenco?, de ser así no inventen: Damián Alcázar, Ernesto Gómez Cruz, María Rojo, Isela Vega, Mario Almada, Joaquín Cosío, Daniel Giménez Cacho, Salvador Sánchez, Angelina Peláez, ¿y de dónde sacarían a los dos que intepretan a los desertores que fueron a buscar a Reynosa? Ni mandados a hacer.

 La fórmula narco + corrupción oficial = la causa de todos los males  nos quedó muy en clara y si bien no queda duda que Luis Estrada hizo El Infierno con toda intención, alevosía y ventaja para levantar polvo en las celebraciones del bicentenario pero habrá que confiar que su visión sea más amplia y no se limite a un escaparate de tremendismo de ocasión.



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