Por
Joaquín Peña Arana
“¿Cómo
que no la has visto?”. Esa pregunta me asalta de vez en cuando, no
necesariamente cada semana pero sí de vez en vez, en especial, desde que inicié
esto de escribir y comentar películas.
El
reclamo es muy básico pero contundente: si ocupo parte de mi tiempo en elaborar
un comentario sobre cine cómo es posible que no me la pase en el cine. “¿Pues no que te gusta mucho ver películas?”,
me cuestionó alguien. ¡Y claro que el cine me encanta! Pero tengo unas cuantas
explicaciones de por qué no me zambullo en la cartelera.
La
primera y fundamental: no está en mi economía estar en el cine cada semana. Yo
qué más quisiera, pero bien que saben que ir a ver una película se convirtió en
un lux. Aquí donde vivo no hay – ni creo que habrá – alguna cineteca municipal
o estatal donde pueda verse lo más selecto del cine por una cómoda y módica
cantidad, o a veces hasta gratis.
Otra
razón es que, hasta el momento, esto lo hago por gusto e invitación.
Hace
ya varios años que una amiga mía, editora en un periódico, me llamó para preguntarme si podría hacer
algún tipo de columna sobre cine. Empecé haciendo una remembranza sobre una de
mis películas predilectas: Viento Negro.
Desde entonces, cada semana – salvo algunas fallas de continuidad – entrego
este espacio para su publicación. Con el
tiempo, algunas personas decidieron
compartir mi comentario en sus respectivos medios de comunicación, lo cual
agradezco.
¿Y
por qué no he visto las películas de moda? La verdad la verdad, además del
dinero y el tiempo, porque no me apetece verlas. Yo no soy un crítico de cine.
No soy alguien que se la pasa repartiendo estrellitas o palomitas para
calificar las virtudes o defectos de alguna cinta. Lo que me gusta es ver las
películas que yo quiero. No me siento obligado a ver la saga de Crepúsculo o
las de Rápido y Furioso ni tampoco estar al pendiente de lo que Reygadas o algún
director europeo o latinoamericano haga o deje de hacer. Ojo, tampoco me cierro. Si un día pasan en la
tele una película que estuvo en boga, puedo ponerme a verla y si me parece bien
la veré completa. Tampoco se trata de cerrarse.
El
día que hacer esto se vuelva redituable o se convierta en un trabajo cambiarán
las condiciones pero no mi sentido particular de apreciar el cine. Amo al cine
no por los nombres o la moda. Amo al cine por sí mismo.
¿Con
eso o te frío un huevo?
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