domingo, 22 de abril de 2012

EL ÚLTIMO DISCURSO DEL VAGABUNDO





Por Joaquín Peña Arana

Vi El Gran Dictador a destiempo y a la vez en el momento preciso.

Cuando estudiaba la universidad la maravilla electrónica de aquel entonces, el videocasete, se había convertido en parte cotidiana de cualquier hogar.  En esa época hice una búsqueda por los videoclubes de la ciudad tratando de localizar películas de circuito cultural o arte que se hubieran colado en los estantes.

En ese entonces, poco o nada interesaba Chaplin en mí.

Pasaron muchos años, dejé los años universitarios, ingresé a los medios de comunicación y al mundo de los adultos, pero el cine jamás se alejó de mi corazón. 

Fue en ésta época de violencia, narcos y temor, cuando El Gran Dictador llegó a mis manos  hace unos cuatro años o cinco años. Qué belleza dentro del infortunio. Verla en este tiempo que me toca (y trastoca)es darle otra lectura, permitirle toque mi alma de una forma que jamás hubiera sido posible en otro tiempo y otro Joaquín. 

Me conmovieron las palabras de Hannah, tan profundas y actuales, como salidas de mi corazón: “ojalá nos permitieran trabajar y vivir como antes! ¡Ojalá no tuviéramos que marcharnos a otro país!  No quiero marcharme. A pesar de las persecuciones me gusta este país. A lo mejor no tenemos que irnos. ¡Ojalá nos dejaran vivir y ser felices como antes!”.

Se debate si Tiempos Modernos fue el único filme donde Charlot, el vagabundo,  habló.  Para mí,  la despedida del vagabundo ocurrió realmente en El Gran Dictador, donde encontré en el discurso final las frases que hice mías:  “el camino de la vida puede ser libre y hermoso pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado a muchas almas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado a la miseria y a las matanzas”.

La vida de Chaplin fue intensa y polémica: genio, sátiro, comunista, exiliado. Siendo un anciano, cuando parecía que todo se había dicho, el cine le pidió perdón

No he visto muchas de sus películas, pero El Gran Dictador se queda en mí como la obra que refleja mi tiempo y el profundo deseo que hagamos realidad las palabras del vagabundo. Salgamos de las tinieblas a la luz.




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