domingo, 28 de julio de 2013

CUATRO VECES






Por Joaquín Peña Arana


En realidad, la observación que me hizo Eric nada tiene de malo: “si ya pagaste, ¿por qué te sales del cine si la película no te gustó?”.

Miren, yo amo al cine por sí mismo (o por sí, sin el “mismo”, por aquello de los puristas del lenguaje) y a mí lo que me pongan, en cuanto me parezca bueno, interesante o propuesta aceptable, órale. Igual he visto las Locas Academias de Policía, Hotel para Perros, Hada por Accidente, Bienvenido Paisano y también  me aviento las de Kurosawa, Bergman y lo que produzca Spielberg, sean dinosaurios, extraterrestres o exámenes sobre la complejidad humana. Quizás sea que, en ocasiones, el cine es de estados de ánimo. Así he escrito esta colaboración y, al revisar algunos artículos, he llegado a la conclusión de “híjole, qué regada”. Pero ya se publicó, ya ni modo.

Estuve haciendo memoria: ¿cuántas películas he dejado de ver? Cuento únicamente las de sala cinematográfica, ya sentado y con boleto pagado. En realidad, no han sido muchas (es más frecuente que tenga la suficiente paciencia para tragarme, hasta el final, el churro que escogí). Si mal no recuerdo, han sido cuatro películas, hasta el momento.

Fueron la Frida de Salma Hayek, Avatar, Nosotros los Nobles y una con Ana Martin que creo era Las Viudas, pero por más que he intentado verificar no puedo corroborar el dato. En el caso de Frida, fue más complejo: me cansaron algunas situaciones que vi en pantalla y, quizás, también tuvo que ver el que había soportado durante meses un bombardeo mediático de Fridasalmafridasalmafridasalmafridasalma. Avatar, Nosotros los Nobles y la de Ana Martin coinciden en los mismos motivos: aburrimiento o el guión me pareció menos que débil e insulso. 

A veces, la percepción que tenemos de una película depende de nuestro momento de vida. Puede pasar el tiempo y esa obra cinematográfica que considerábamos la octava maravilla decae en…sólo eso, una película. Me pasó de chavo con la película de Kiss y después, en otra época, con Como Agua para Chocolate.   A veces lo que denostaba ayer se convierte en una de las predilectas de más adelante.

Así las cosas, lo mejor lo mejor es ir al cine a pasarla bien. Yo a eso voy. Prometo que mejoraré mi actitud, me portaré mejor y llevaré el iPhone con algún libro descargado en caso de emergencia. 

         



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