Por
Joaquín Peña Arana
Con
razón Diego insistió tanto en que la volviera a ver. Hasta me prestó el DVD.
Hay
elementos en Viernes 13 que, hoy, no sólo parecen de risa sino imposibles para
nuestro tiempo. ¿Una muchacha que llega caminando y por aventón a un campamento?
¡Y con pantalones ultra cortos! Hasta se ve inocente. Ahora bien, observen la
película con detenimiento: fuera de la aparente austeridad del rodaje y algunos
momentos en que ciertas actuaciones no parecen convincentes, ¿le encuentran
fallas, defectos, desde el punto de vista de la realización? Todo está
cubierto: buenos tiros de cámara, iluminación, efectos especiales (es tan
importante la verosimilitud de la lluvia como la sangre que brota de las
víctimas) y ¡el sonido incidental! ¿Se fijaron en eso? No sé si es milagro del
DVD y la remasterización pero se nota el cuidado en los elementos sonoros. Y
qué más decir de la música de Manfredini, ese “KA KA Ka ka ka” “MO MO Mo mo mo”
y la música feliz de la recta final. ¿Quieren
el nombre del director? Se llama Sean S. Cunningham. No quiero dejar de
mencionarlo para que sepan a quién agradecer o mentarle la madre, según sea el caso.
El
Viernes 13 original será una gran decepción para los actuales seguidores de
Jason. De ahí, la importancia de contar los antecedentes, contexto y conocimiento
del momento histórico. Si Jason, el de la careta de hockey, es imprescindible
en lo que acabó por convertirse en inagotable franquicia, en la película de
1980 su protagonismo es innecesario . Es su madre la parte medular de la
historia. Sobre sus hombros recae la responsabilidad de decirnos qué y por qué
el campo Cristal Lake está maldito. Betsy Palmer ya era veterana en el mundillo
de la farándula cuando aceptó participar porque quería dinero para un auto
nuevo. Del resto del reparto, el único que sobrevivió fue Kevin Bacon; ya ven,
nada de malo tiene actuar en una de miedo y mejor aún si se vuelve clásica.
Aunque
Viernes 13 fue creada por obra y gracia de la efervescencia generada por Halloween,
parece colocarse en medio de un eje generacional. Entrábamos a 1980 y el cine
venía de escaparse de los foros para buscar otras formas de provocar miedo: se
iba al campo como Masacre en Texas y I Spit on Your Grave o a la playa como en
Tiburón. Después de Halloween, Viernes 13 o Pesadilla en la Calle del Infierno,
el cine de horror no tardaría en pulverizar cualquier límite.
Vi
Viernes 13 allá en los ochenta, en glorioso formato Beta. En aquel entonces,
sólo una película rara con sangre y algunas monas en paños menores. Aunque todavía
me falta camino cinematográfico por recorrer, ahora puedo verla con otros ojos.
Saborearla, pues.
Un
feliz reencuentro.
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