Por
Joaquín Peña Arana
¿Qué
hacemos con Diego Armando Maradona?
Qué
hacer si a uno le gusta esto del futbol y yo, sin ser fanático y carente como
estoy de equipo preferido, no pude ignorar al Diego y más si es Kusturica el
que me lo presenta. ¿Y qué hacemos con Emir Kusturica, el Maradona del Cine?
Porque su documental, en sí, no presenta algo que no hubiéramos visto en otras
partes pero hay momentos qué contar: el íntimo atisbo al hogar de Maradona y
seguirlo acá y allá o ir a la casa de sus orígenes y conocer dónde creció el
Pelusa. Y quién fuera Kusturica para
irse de reventón con él, viajar a Serbia y
jugar una cascarita, ¡jugar con Maradona!, o estar a su lado en El Tren del Alba. ¿Qué hacemos con este Diego que no le importa
dejarse ver con Evo Morales y Hugo Chávez y manifestar su abierto repudio a
Bush, a quien no duda en llamar asesino? Diego, el que no niega a sus amigos.
Diego, el amigo de Fidel Castro.
¿Qué
hacemos, nos unimos a la Iglesia Maradoniana? A lo mejor le propongo a Domi que
vayamos a casarnos a Argentina. Otros se casan en Las Vegas con un pastor
vestido de Elvis y ni quién les diga algo.
¿Y
qué hacemos con este Maradona, el que habla directo y sincero con Kusturica de
sus peores momentos: la droga, las adicciones, el declive? Maradona ya lo había
contado en otras ocasiones pero aquí lo reitera varias veces: la maldita
cocaína le quitó el precioso tiempo que pudo haber disfrutado a lado de sus
hijas. Eso es lo que más duele al Diego. Y también, lo otro, lo que perdió el
deportista, como él mismo se lo dice a Kusturica: “¿sabés qué jugador podría haber sido de no haber tomado cocaína?”.
¿Y
qué hacemos con los goles de Maradona? Eso es un acierto, contra lo que digan,
porque nos recuerda por qué Diego es tan adorado-. Vean esos goles. Qué
maravilla. De qué planeta viniste Diego. Y eso que Kusturica no es tan complaciente
como parece. También nos muestra cuando arrestaron a Diego o cuando se volvió
ese hombre de obesidad que rayaba en lo mórbido. Qué devoto al Diez no se
conmovió al verlo así, hinchado, mientras una lágrima le rodaba durante una
entrevista.
¿Qué
hacemos con este documental? Sobre aviso no hay engaño ¿Te gusta Maradona?,
esto te va a encantar, a fin que todo le perdonas. ¿Te gusta Kusturica?,
toléralo y perdónale ésta, que lo hizo con mucho esfuerzo y cariño. Y esto es así: lo que se quedó en el corazón
fue la imagen de Maradona y sus hijas
cantando ¡Maradó Maradó!
Es
La Mano de D10S. Qué se le va a hacer.
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