domingo, 6 de octubre de 2013

ZIGGY STARDUST




Por Joaquín Peña Arana

¿A quién o a qué le echamos la culpa? ¿Al 16 milímetros? ¿Maldito, maldito sea?

Porque el documentalista D.A. Pennebacker no era un improvisado cuando se aventó el tiro de filmar el último concierto de la gira que traía David Bowie, allá en 1973. En ese entonces estaba presentando su más reciente álbum, Aladdin Sane. Volvamos con Pennebacker.  Tiene en su bolsillo haber filmado a Bob Dylan en Don´t Look Back y cubrió su gira europea, la del grito de “¡judas!”. Nos dejó joyas como el Festival de Monterey o también el de Toronto, donde actuó la Plastic Ono Band.  Definitivamente, experiencia tenía cuando se llevó las cámaras al concierto final de Ziggy Stardust.

En sí, la hora y media de documental es un testimonio de lo que David Bowie hacía en el escenario, mezcla de teatro, performance, moda, androginia. Conciertos irrepetibles. De por sí la puesta en escena de Bowie había tomado por asalto los sentidos de la escena musical de ese entonces, el asunto tomó dimensiones impresionantes cuando salió al mercado el disco The Rise and Fall of Ziggy Stardustand the Spiders of Mars, mejor conocido como Ziggy Startdust.

¿Y quién era Ziggy Stardust? Un personaje que David Bowie interpretaba en el escenario. Muy a tiempo, Bowie se dio cuenta que la gente estaba dejando de pelarlo y se referían a él como Ziggy. Por eso el concierto de julio del 73 es importante. De ahí en adelante dejó de encarnarlo. Un acontecimiento así merecía una mejor calidad de imagen y sonido.  No podemos echarle la culpa al 16 milímetros, querido formato que tanto contribuyó a perpetuar el nacimiento y gloria de la música rock. Con cámaras de 16 milímetros se filmó a Elvis Presley y la Beatlemanía. El festival de Monterey y Woodstock se cubrieron con ese formato.  Y aunque la tecnología ha mejorado algunas cosas, tampoco hace milagros cuando el daño es de origen.

¿Se imagina a Bowie queriendo ser Ziggy en estos tiempos? El propio Freddie Mercury sabía que, en algún momento, la edad no le permitiría continuar con su puesta en escena. Ahora parece disparatado y grotesco, pero David marcó importantes pautas no sólo en la música rock sino en la moda, el vestuario, la tendencia de ese entonces. El documental sobre la despedida de Ziggy Stardust es el discurso del glam y una muestra genuina de David Bowie como artista.

Qué bueno que supo desprenderse del personaje a tiempo. Desde entonces, David Bowie nos ha dado más.




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