Por
Joaquín Peña Arana
Cuando
la vi por primera vez me sentí estafado. Después, cuando me enteré que había arrasado
con los arieles del 2002 (se llevó seis y fue candidata en otras siete
categorías) pensé que, a lo mejor, no le puse la atención debida. En otras
palabras: el wey era yo.
Ahora
que la volví a ver, refuerzo mi opinión original. ¿Qué onda con el cine, con
los premios, con la propuesta?
Cada
quien hace el cine que se le da la gana y cuenta lo que se le da la gana, eso
yo no lo discuto, pero sigo igual con Cuento de Hadas para Dormir Cocodrilos. Hay una buena dirección, la
de Ignacio Ortiz (guionista de La Mujer de Benjamín y La Vida Conyugal y
director de Mezcal); buena fotografía, la de Patrick Murguía y, en fin, todo
bien con el resto de los elementos alrededor de la película, salvo excepciones
(la madre del niño, por ejemplo, ¿le creen que está actuando?) pero la historia…¿cuál
historia? “Es que es realismo mágico, cuentos de tradición oral indígena, es
metafísica pura, por eso no la entiendes, Joaquín”.
Ahhhh.
Veamos.
En ese 2002, Cuentos de Hadas para Dormir Cocodrilos fue nominada junto con De
la Calle y El Gavilán de la Sierra. A veces ocurre que, al no haber más,
premian lo que hay (no insinúo que eso haya ocurrido en ese glorioso año). El caso es que a Ignacio Ortiz, con sus
arieles en la bolsa, no hay quien le pueda decir algo. Ya fregó, pues. Pero
sigo en las mismas. A veces pienso que en esto del arte y la cultura hay una
especie de complicidad programada, como en el cuento de Hans Christian
Andersen, el del emperador encuerado: si alguien no ve el traje es que es un
idiota. Si yo no puedo ver la grandeza de Cuento de Hadas para Dormir
Cocodrilos, bueno, tengo como pretexto que solo soy un pobre y perdido cinéfilo
que se la pasa haciendo apuntes.
En
cuanto a la película, pues hay de todo un poco alrededor de ella. Encontré en
la Red quien comparte mi opinión aventándose tremendo análisis cuasi tesina,
hay quien se identifica porque aparece un niño autista o hay quien le tunde a
Ignacio Ortiz, no por la película, sino por considerarlo cómplice del maldito
régimen calderonista (por aquello que iba a realizar o realizó unos spots para
la presidencia sobre unos bonos ciudadanos). Pero miren, si Cuentos de Hadas para Dormir Cocodrilos representó
a nuestro cine en festivalotes a nivel internacional y es presentada con mucho
orgullo por Juan Arturo Brennan en el Canal 22, pues está bien. Nomás aguas, no
la vea tan fijamente. Si le da insomnio es porque la emoción no lo va dejar
dormir.
Gracias por la referencia.
ResponderEliminarme parece que careces de conocimientos de historia y de la región donde se desarrollo la película, sin embargo, lo único que aparentemente no tiene sentido es el título del filme con el guión. éstas historias que se entrelazaron tienen sentido cuando conoces el tema, por lo demás no creo que lo entiendas por que eres citadino y no lees lo suficiente; en contrasentido y en alusión a tu comenterio te parafraseo: soy el único "wey" que comenta tus comentarios.
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